Capítulo II: Mar

Deep Inside Of Me

   Me había quedado embobada cuando de repente oí el pitido del coche que casi me atropella hacía tan solo unos segundos atrás.

   - ¡¿Pero qué coño le pasa?! ¡Por si no se ha dado cuenta, el semáforo está en verde! ¡Encima de que casi me atropella, ¿me pita cuando estaba en verde? Lo que hay que ver!- Le grité enfadada. Por un momento dejé de pensar en lo atractivo que me había resultado.

   El chico, de unos veinte años, se limitó simplemente a sonreír y se saltó el semáforo. Menudo imbécil, ¿pero quién se había creído? Podría haberme pasado algo. Estaba tan pendiente de si Zico me respondía o no... yo también debería de haber estado más espabilada, lo reconozco, pero no pude evitarlo. Pero la verdad es que ese chico me había resultado sumamente atractivo. Al verlo fue como si el tiempo se detuviese, algo mágico, algo que desde que no estaba Zico, no había vuelto a sentir. Me dio la sensación de que ya lo conocía de antes, pero no sabía de qué exactamente.

   Ya en casa, tras soltar la mochila y ponerme algo más cómodo, me senté a comer. Mi madre había hecho pollo al horno, buenísimo. vivimos las dos solas y como trabaja toda la tarde, merece la pena disfrutar de los momentos que tenemos juntas, aunque sean cortos.

   -¿Qué tal hoy en el instituto, Lilith?- Preguntó mi madre.

   -Bien... Como siempre, supongo. Ya sabes, con los chicos y eso.

   -Ah sí. Pero hoy tuviste examen, ¿no?- Sonaba como un poco ansiosa por saber que tal me había ido.

   -No me ha ido mal, de hecho, mejor de lo que me esperaba.- Dije orgullosa- Voy a recoger la mesa, no quiero que llegues tarde al trabajo, mamá.

   -Vale, te ayudo con esto y me voy.- Me dijo mientras sonreía.

   Nuestra relación era muy buena, ya que sólo estábamos las dos. Mi madre es madre soltera y nunca he llegado a conocer a mi padre, y tampoco tenemos muy buena relación con mis abuelos.

   Más tarde, me tumbé en mi cama y miré el móvil; tenía un mensaje de Zico, así que estuvimos mandándonos mensajes un rato.

   -Estoy bien, Lilith. Hace frío aquí. ¿Qué tal tu por allí?

   -Igual. Aquí hace un frío que pela, pero aún no ha nevado, estará al caer. Sería una pena ver la nieve sin ti :c Te echo mucho de menos.

   Una lágrima asomó. Decidí dejar el móvil y hacer algo más provechoso, por lo que decidí vestirme y salir a dar una vuelta. Esta semana no tenía más exámenes así que me lo podía permitir.

   Miré por la ventana y pude sentir el frío desde aquí. La poca gente que había por las calles iban abrigados hasta el cuello. Me puse unas botas marrones, un jersey abrigado, un chaquetón por las rodillas y por último, me enrosque una bufanda de lana gorda. Cogí algo de dinero, el móvil, las llaves y me marché.

   Estaba en lo correcto, hacía un frío horrible. Pero aún así, me gusta. Empecé a caminar sin rumbo por las calles de mi pueblo, mirando los escaparates, y simplemente, paseando. Necesitaba despejar un poco mi mente y alejarla de Zico, sentía que algo estaba pasando aunque él insistiese en que no.

   Entré a una tienda de muy curiosa. Era un poco oscura, pero tenía mucho encanto. Mientras merodeaba por ahí mirando ropa, encontré una camiseta realmente bonita y sin dudarlo me metí en el probador para ver qué tal me quedaba. Me quedaba perfecta. Era morada con letras en negro caída de un hombro. Salí del probador y justo al abrir la puerta me choqué con alguien.

   -Ups, lo siento.- Dije con una sonrisa sin darme cuenta de quién era.-

   -Tranquila, no pasa nada.- Dijo él sonriendo.

   -Anda, Jimin.- SonreíHabía salido del probador pensando en cómo me quedaba la camiseta y ni me di cuenta, pero sí que me fijé en lo guapo que iba con esos vaqueros y el pelo alborotado, más bien habría sido casi imposible no fijarse- Acabo de probarme esta camiseta y he salido un poco atontada. ¿Qué haces por aquí?

   -No te preocupes. He salido a buscar algo de ropa para renovarme un poco ¿y tú? Hace mucho frío hoy, cala hasta los huesos.

   -Yo he salido a despejarme un poco de los exámenes y bueno, ya sabes. Y si que hace frío hoy, aunque lo echaba de menos un poco.- Reí.- Pago esto y si quieres podemos dar un paseo por ahí.

   -Pues sí, no te viene mal despejarte un poco.- Sonrió.- Y me parece bien, llevo ya un rato mirando ropa en las tiendas y no he visto nada que me termine de gustar.

   Pagué la camiseta y salimos de la tienda. Estaba empezando a oscurecer pero aún se podía estar en la calle.

   -¿Qué te apetece hacer, Jimin?- Pregunté con voz simpática.

   -Mmm... ¿Qué tal si vamos a dar un paseo hasta el mirador del bosque?

   -Bueno, pero va a anochecer pronto. Si te da igual que nos quedemos un poco a oscuras a la vuelta, por mí bien.

   -Tampoco creo que pase nada.- Me sonrió.

   Empezamos a caminar hacia el bosque, el mirador no estaba muy adentro, estaba a la entrada siguiendo un sendero y subiendo unos escalones de madera. Era un sendero precioso, igual que el mirador. Estaba rodeado de árboles y vegetación, y a penas se podía ver el cielo. Había unas farolas y algunos banquitos de madera salteados.            No solía haber mucha gente por allí ya casi de noche, pero tampoco era peligroso, además tenía cierto encanto para mi gusto.

   Estuvimos caminando y hablando de todo un poco; la verdad es que Jimin era mi mejor amigo junto con Lynette, y nuestra relación era algo especial. Podíamos contarnos de todo y siempre nos apoyábamos el uno al otro cuando estamos decaídos. Es genial poder tener alguien así a parte de tu novio.

   Al llegar por fin al mirador, una brisa de aire fresco y con olor a mar nos dio la bienvenida. Tenía una vista preciosa al mar y también se podía ver el pueblo desde allí. Era un sitio amplio, tenía una gran baranda y dos bancos de madera junto con una farola. Estaba un poco abandonado, pero seguía siendo precioso.

   - Mira esto Jimin.- Dije efusiva.- No me digas que no es genial. Llevaba bastante tiempo sin venir a este lugar, tiene como un encanto misterioso. Además el mar es muy bonito, parece que cada ola te intenta transmitir un mensaje- Me senté en la baranda.-

   - Sí, yo también llevaba tiempo sin venir. Este sitio es de mis preferidos. Cuando tengas que relajar tu mente siempre puedes venir aquí y parece que el mar nos ayuda a despejarla.- Dijo en tono inspirador mientras se subía en la baranda a mi lado.- ¿Sabes? Últimamente he estado pensando en algo, y creo que eres como mi mejor amiga.

   - ¿Tu mejor amiga? ¿Pero a caso tienes más amigas a parte de mí?- Solté una carcajada.- Estoy de broma, últimamente nos estamos haciendo más cercanos. Supongo que no es algo malo.

   - Eres mala.- Se rió.- No creo que eso sea malo, pero prométeme una cosa.- Dijo mientras sacaba algo de su bolsillo.

   - Bueno, depende de que cosa sea. A ver, dime.- Dije arqueando una ceja pendiente de que sacaba del bolsillo.

   - Prométeme que nunca dejarás de estar a mi lado.- Sacó un paquete de tabaco y lo abrió llevándose uno a la boca.

   - ¿Ahora fumas?- Pregunté perpleja.

   No sabía por qué me quede más asombrada, si porque nunca antes había visto a Jimin fumar o por lo que me había pedido. Lo había dicho demasiado serio de lo que estaba acostumbrada, siempre era muy dulce.

   - Sí, desde hace unos meses. No te lo había dicho porque no quería preocuparte.- Se encendió el cigarro.- Ahora, ¿puedes prometerme sólo eso?

   - No deberías de hacerlo, es malo para tu salud.- Me di la vuelta mirando hacia el mar apoyando mis manos en la baranda.

   No es que me molestase demasiado el tabaco, pero estuve un año fumando y lo había dejado a principios de septiembre, por lo que no quería caer en la tentación otra vez ya que es un vicio horrible y perjudicial.

   - Y respecto a lo que me has dicho, no podría dejar de hablarte o dejar de juntarme contigo. Simplemente, necesito que estés a mi lado, apoyándome. Pensé que ya lo sabías.-Mis palabras sonaron serias, y giré la cabeza a la vez que él, provocando que nuestras miradas se encontrasen.

   -Gracias.- Dijo mientras me miraba.

   Su mirada se clavó en mí, y aunque sólo fuese una palabra, sonó muy sincera. Me gustaba ese momento; su perfume, intenso pero elegante, embriagó todos mis sentidos dejándome perdida por un segundo eterno en sus preciosos ojos marrones. Tuve que obligarme a mí misma preguntarme si aquello que había sentido en ese instante era real o tan sólo a causa de mi dolor por Zico.

   -Sólo es la verdad.- Miré hacia el horizonte y noté como Jimin bajaba de la baranda, así que me bajé yo también.

   El ambiente entre nosotros estaba raro, nunca antes había estado así. Mientras Jimin andaba delante mía sin decir nada, yo sólo pensaba en qué era lo que estaba pasando en esos momentos; hasta que se acercó hacia mí aún fumando.

   -Me molesta el humo, y ya sabes por qué es.- Dije seria mirando hacia otro lado.

   Entonces se acercó más a mí cogiendo el cigarro y apartándolo hasta que quedé apoyada de espaldas en un árbol. Nos mirábamos el uno al otro, y yo, estaba bastante confundida en ese momento por lo que no supe como reaccionar. Se acercaba cada vez más. Su boca estaba tan cerca de la mía que por instinto cerré los ojos y pensé que iba a besarme, pero no. Al ver que no ocurría, los abrí con intenciones de apartarme, pero seguíamos a la misma distancia y de repente, me pasó el humo. Por un momento me sentía genial, pero no iba a ser duradero. Eché el humo y lo aparté de mí bruscamente.

   -No sé qué coño te pasa, Jimin. Lo estás estropeando todo, joder.- Dije enfadada y con las lágrimas saltadas.- Se suponía que iba a ser una tarde para despejarme, no esto. Me voy a casa. Y ni te molestes en seguirme.- Me aparté de su lado y seguí mi camino rápido.

   - ¡Lilith, espera!- Dijo Jimin mientras dio una carrera y me agarró de la mano.

   - ¡No!- Grité y me solté sin siquiera mirarle.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
No comments yet