Capítulo IV: Dos luciérnagas solitarias.

X+Y= ¿Amor?

La luna brillaba en su esplendor al igual que los reflectores que iluminaban la cancha, la misma que pronto sería ocupada por los equipos rivales que competirían por un mejor lugar en la tabla, de la misma cantidad de camisetas naranjas que azules, eso parecía y como fieles hinchadas vitoreaban y cantaban los himnos de sus equipos.

Algo que estaba a punto de enloquecer a Sunny.

-Cambia esa cara, Sunny-Sugería una animada Sooyoung más extrovertida que de costumbre.-Te vas a poner más vieja.

Esa maldita vocecilla eralo que más le irritaba.

-¿Quieres que cante el himno de Gangwon también?-Preguntó sarcástica por la idiotez que acababa de decir.-Lo siento pero no me lo sé.-Añadió mordaz.

¿Pedirle que se animara?, ¡¿Cómo? Si estaba en la barra contraria al equipo que su camiseta marcaba. Ya había escuchado hasta del mal que se iba a morir por hacer dicha acción bajo presión.

-Puedes irte si quieres, no te detengo.-Dijo sin importancia y una malévola sonrisa surcó su rostro.

Sunny regresó a ver a la fuente de sus problemas con rabia. No podía negar que la suerte estuvo de su lado y le dio un buen argumento cuando quisieron ir a lugares separados. Le dijo que ella no pensaba ir a la barra de los Daegu y que si ella se iba no se hacía responsable ni por las "barras bravas" ni de que luego no se encuentren para regresar, después de todo ella tenía el vehículo y el partido acababa entrada la madrugada.

-Eres irritante.-Espetó molesta.

-Gracias.-Jung lo tomó como un halago.

Regresó a ver a su colega, no lucía muy animada. Al contrario, tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados. Estaba segura que si en esos momentos se encontraba con un alumno del instituto le castigaría sin motivos.

-¡Muévase anciana!

Un par de mocosos pasaron atropellando a la extraña pareja e insultando a la rubia inspectora. Terrible error. La rubia era como una granada de contacto, al más mínimo roce explotaría. Sin importarle si era un niño, adulto o anciano.

-¡Alto ahí, jovencitos!

Escuchó como gritaba y los individuos pararon en seco, aterrados. ¡Si eran un par de niños! Pobres infelices.

-Debería de darles vergüenza.-Sunny empezaba con su monólogo.-No solo van atropellando a la gente sino que, además, le faltan el respeto. ¿Qué clase de educación les dieron en sus casas?-Preguntó indignada, cruzada de brazos-¿De qué escuela vienen?

-Cállese, vieja bruja.

El otro joven se volteó para callar a Sunny.

-Muchachitos desvergonzados, si fueran mis hijos les rompería la mandíbula por faltar el respeto a sus mayores.-Les regañó molesta.

Sooyoung se fijaba de sus alrededores, las personas empezaban a prestar atención a la escena que estaban montando. Vergüenza ajena estaba empezando a sentir, y eso que eso no ocurría muy a menudo en ella.

-Dirá sus nietos, mi madre no es tan vieja.-Siguió contestando el joven.-Deberían de prohibir entrar al estadio a las ancianas.

-¿Vieja?-Sunny estaba indignada.

-Sunny, cálmate.-Pidió Sooyoung notando las furiosas miradas que le dedicaban a Lee.

-Debería largarse con su camiseta de los Daegu, a-n-c-i-a-n-a.

-Malcriado.

Sunny cogió coraje y avanzó hacia el muchacho, el cual, se regresó y la empujó con fuerza. Hubiera caído al piso de no ser porque Sooyoung se interpuso en su trayectoria y la sostuvo.

-Oye, sé que ésta puede ser exasperante.-Intervino la castaña, previendo que las cosas se irían de las manos si no hacía algo-. Pero no deja de ser mujer y a las mujeres no se las toca.

Aunque tal vez se merecía las palabras del niño, Lee no merecía el empujo. Su madre le había enseñado a tratar bien a las mujeres y en su delante nadie maltrataba a una. Ni por muy dejaditas a la mano de Dios que fuesen, como Sunny.

-Llévate a tu novia de aquí.

-Es de otro equipo, lárguense.

Los gritos enardecidos algunos de la barra no se hicieron esperar, apoyando a los revoltosos chiquillos. Muy a su pesar, sabía que era lo mejor, aunque no lo hacía precisamente feliz.

-Vámonos, Sunny-Se la llevó a rastras a una zona neutral.

Ahora las dos estaban que ni siquiera se regresaron a ver.

-¡Buenas noches damas y caballeros, bienvenidos al emocionante partido de Gangwon FC vs Daegu FC!

La voz del locutor del partido hizo estremecer a todos y cada uno de los presentes que gritaron eufóricos por el inicio del esperado encuentro entre los dos grandes ídolos del Japón.

El partido estaba a punto de comenzar.

_____________________________________________________________

 

Kwon Boa se colocó detrás del mesón de la cocina. Desvió el camino de Taeyeon a la mesa principal indicándole los taburetes para sentarse, Taeyeon lo hizo sin problemas. El silencio era estremecedor, y no era para menos. El ambiente no era jubiloso y alegre, como debía ser luego de dejar de verse por casi una década. Lamentablemente la presencia de las alegres invitadas, no ayudaba a hacer menor la tensión que ya por poco y era palpable a pesar de que las visitas se encontraban en el comedor.

-¿Cómo está el abuelo, hija?

Preguntó por empezar algo. Boa estaba comenzando a desesperarse que la conversación con su propia hija le resultase tan dificultosa.

-Bien, te envía saludos.

Taeyeon contestó escuetamente a su madre tratando de evadir las inquisidoras miradas de Im y Hwang, que le observaban con tanto interés como si fuera una de las maravillas del mundo. Afortunadamente Yuri y Jessica estaban demasiado inmersas en su propio mundo como para reparar en su existencia.

-La abuela dice, que cuándo los visitarán, ambas.-Acotó la rubia, señalando con la mirada a su pequeña hermana.

-Tal vez, luego que Yuri se gradué.-Contestó la madre evadiendo el mirar de su hija mayor.

La rubia tampoco podía exigirle a Taeyeon ser más mejor, después de todo, no podía autodefinirse como un modelo de hija. Sus padres siempre habían criticado que hubiese dejado a Taeyeon con Jaejoong luego del divorcio, a pesar de saber perfectamente cómo era ese hombre. Motivo por el cual, no habían dudado en darle alojo, cariño y apoyo en su estadía en la capital francesa. Lo que ella no había podido darle, por más dolor que le resultara esta verdad.

-Se alegrarán de escuchar eso.-Comentó Taeyeon, sacando a su madre de sus cavilaciones.

-Qué bueno…

Fin de la conversación, como si no tuvieran otro tema de que conversar. Nuevamente, tensión. Boa quería decir tantas cosas pero no sabía como hacerlo. Taeyeon ya no era la niña que recordaba. Ahora era una mujer, una que había sufrido mucho a lo largo de su corta vida. Lo peor es que parecían más extrañas que madre e hija. Qué frustración.

-¡Mamá!, ¿ya está la comida?

Yuri gritó desde la mesa reclamando el ya de por sí aplazado alimento y, como si fuese una orden, el olor de su sopa de fideos especial le llegaba indicando que la comida estaba lista.

-Ya está, cariño.-Informó a su demandante hija menor.-Taeyeon, por favor pasa a la mesa.-Invitó a la mayor.

-¿No ibas a decir algo?-Preguntó la rubia tratando de volver a sacar el tema.

-Yo…-Observó a la mujer delante suyo, ¿Qué decirle luego de no haber estado a su lado por tantos año?, no sabía-¿Te has cortado el cabello?, se te ve diferente hija.-Pudo percibir la decepción que marcaban los ojos de su primogénita.-No malentiendas querida.-Se apresuró a decir conforme se preparaba para servir.-Estás más guapa así, digo, siempre fuiste la más hermosa-Reafirmó.-Sólo que cuando te fuiste a París tenías el cabello largo y ahora que te veo a los diez años lo vuelvo a ver corto como cuando eras mi pequeña niña.

Taeyeon ladeó una sonrisa para su madre en señal de resignación. Luego del divorcio de sus padres, apenas y podía llamarse relación lo que mantuvo con su madre, para más encima agregarse distancia en sus años en el extranjero. La poca relación que mantenían se volvió nula.

-¿Te ayudo con algo?-Indagó deteniendo su andar, como último intento.

-No, eres la invitada. Siéntate, hija.

Taeyeon suspiró pesadamente. A su madre aún le resultaba difícil hablar con ella, tanto o más que a ella abrirse con su madre.

 

_____________________________________________________________

 

La comida estaba deliciosa. Tiffany tuvo que recordarse tres veces las normas de etiqueta para contener las ganas que tenía de alzar el plato y terminar con el residuo que se dejaba por educación en el plato de comida. Pero ese esfuerzo no se comparaba ni un poquito con el que había tenido que hacer al rechazar tres veces y de manera cortés las insistencias de la señora Kwon de que se sirviera otro plato. Sobre todo, si a su izquierda, Yoona ya iba por el quinto y seguía hablando de la exquisitez del platillo.

La castaña, educadamente aceptó un plato y delicadamente se negó a seguir comiendo a pesar de saber que no era ninguna molestia puesto que la comida era , por mucho, los mejores fideos que ha comido en los últimos años. Y eso que a su casa habían llegado incluso los mejores chefs coreanos, ninguno había podido llegar a un sabor la mitad de bueno que ése.

Dirigió su acaramelado mirar a la rubia sentada junto a ella. Afortunadamente, Taeyeon declinó la oferta de su madre de sentarse como pilar principal, seguramente para no molestar a Yuri. Para luego sentarse a su lado por ser el único puesto libre.

Taeyeon iba por su tercer plato y cada que podía le miraba descaradamente. Luego ella volteaba a verla y ella a diferencia de la mayoría de adolescentes, que lo que hubieran hecho hubiese sido apartar o agachar la mirada, se le quedaba viendo y una media sonrisa socarrona se formaba en sus labios.

-¿Te gustó la comida, hija?

La señora Kwon rompió su disimulado contacto visual al reclamar la atención de la rubia de sus sueños. ¿Qué clase de pregunta era esa?, ¿Qué si le gustaba? Nadie comería tres platos de lo mismo si no le gustara lo que ingiere. Pero tenía que entenderla. Estaba poniendo de su parte para recuperar en parte del tiempo perdido.

-Deliciosa, mamá.-Halagó la rubia, haciéndole sacarle una leve sonrisa a la mujer.-Comería otro plato más si no estuviera pecando de gula actualmente.

-Puedo empacarte para que lleves.-Ofreció la madre.

-¿Es el favorito de la profesora Kim, señora Kwon?

Tiffany no pudo pillar mejor momento para ser parte activa de una conversación entre Taeyeon y su madre. Y qué mejor que con una inocente y curiosa pregunta.

-Así es, cariño.-Contestó la rubia con aires nostálgicos.-Taeyeon solía exigirme que le hiciera sus fideos especiales siempre cuando era una niña.

-¿Fideos especiales?-Preguntó curiosa, ¿acaso no eran simples fideos extremadamente deliciosos?

-Sí, ¿o saben igual que los fideos de otros lados?-Preguntó sagaz a sabiendas que su plato era especial.

-No, definitivamente no.

-Supongo que estarás acostumbrada a los que hace tu mamá, pero estos que acabas de comer tienen ciertos ingredientes de más, unos cuantos menos y un ingrediente secreto, único y especial.

¡Ja! ¿Su madre cocinando para ella? Dudaba que su madre supiese si ha comido o no diariamente. Es más, le daría lo mismo si la viera vomitando en el retrete con tal de obtener mejor figura.

-¿Cuál es?-Preguntó ansiosa de saber.

-Si te lo digo, dejaría de ser secreto, ¿no crees?-Acotó guiñándole un ojo.

-No lo quiso compartir ni con mi abuela.-Taeyeon intervino en la conversación.-No se lo dirá a nadie.-agregó convencida, observando como el semblante de su madre decaía.-Sin embargo, la receta para el guiso de Yuri es abierta al público.-Fingió un bufido para volver a apaciguar el ambiente.

-No reproches.-Intentó animarse la mayor.-Que muchas veces me tocó hacer dos platos diferentes porque, según tú, sólo cocinaba lo que le gustaba a Yuri.

-Y era verdad para nadie era un secreto que la pequeña Yuri era la consentida de mamá.-Se defendió la rubia.

-¡Y lo sigo siendo!

A pesar de estar concentrada en una conversación diferente se tomó el tiempo de prestar atención cuando vio su nombre involucrado en la conversación de su madre, Tiffany y Taeyeon.

-¡Yuri!-Reprendieron Jessica y Boa.

-Tu hija te ha delatado.-Confirmó Taeyeon, con burla.

Tiffany escuchaba atenta lo que decían, esas palabras sólo indicaban una cosa.

-¿Acaso era celosa, profesora?-Lanzó la pregunta directa, sorprendiendo tanto a la madre como a la hija.-No me la imaginaba en esas lides.

Pero fue la primera la que, como si le hubiesen dado cuerda, contestó:

-Todos los niños pequeños sienten celos de sus hermanos menores.-Empezó a explicar Boa.-Pero nunca vi a alguien más celosa que Taeyeon. A pesar de tener ya nueve años cuando Yuri nació, muchas veces se comportaba como una niña de seis con una hermanita recién nacida.

-Francamente, te detestaba hermanita.-Confesó la rubia a la menor que bufó molesta.

-Ojalá lo hubieras seguido haciendo.-Murmuró molesta para ella únicamente.

-Pero eso fue por poco tiempo.-la rubia ni siquiera prestó atención al comentario de su hija menor.-Luego, se volvieron inseparables.-Suspiró con añoro, observando como Yuri desviaba la mirada y trataba de llamar la atención de Jessica y volver a su propia conversación.-Voy por el postre.-Anunció dirigiéndose a la cocina.

La mujer sabía a la perfección que Yuri no perdonaba a Taeyeon su abandono y no podía obligarla ni culparla. Incluso para ella fue difícil superar que su primera hija no se comunicase con ellas ni en sus peores momentos. Pero ella es madre y sólo una madre puede querer tanto como para perdonar lo que sea.

-¿Ahora sí puedo ayudarte, mamá?

Preguntó Taeyeon, sorprendiendo a su pensativa madre. La misma que inmediatamente empezó a revolver el postre que preparaba para servir.

-No cielo, ya te lo dije, tú eres la invitada de hoy y una invitada muy especial.-Le calmó su madre, procurando concentrarse en su dulce.

-¿Qué es?-Preguntó la rubia refiriéndose al postre que degustarían.

-Oshiruko.-Fue su única respuesta.

Taeyeon captó el olor del Oshiruko desde que entró en el área de la cocina. Sin embargo, necesitaba confirmarlo antes de emocionarse internamente por el familiar y delicioso olor de su postre favorito hecho por su madre. Además, el simple olor le hizo recordar aquellos buenos recuerdos de su infancia compartida con su madre y Yuri.

-Gracias, mamá.

La conversación no podía seguir únicamente a base de pequeñas frases entre ellos.

-No te imaginas cuanto Oshiruko comí tratando de encontrar alguno que se parezca al tuyo ni tampoco cuantos intentos fallidos tuvieron la abuela y Miyoung.-Recordó la joven con nostalgia-¿Por qué nunca quisiste compartir tu receta?

El postre estaba colocado en sus platos, listo para ser degustado y Boa giró su rostro regalándole una sincera sonrisa a su querida hija.

-Quería que al menos tuvieses un motivo para visitar de vez en cuando. Pero, ni siquiera eso funcionó.-Explicó cabizbaja, marchándose rápidamente a servir a los invitados sin decir palabra a su hija mayor.

Llegó muy rápido y procedió a servir un plato para ella y uno para su hija. Solo comerían las dos, aunque aún no supieran como hablarse mutuamente. Ambas coincidían que ese no era el momento. Después de todo Taeyeon había vuelto y el tiempo les sobraría para hablar, con paciencia.

Lo más importante era que estaban juntas, en lo posible. Un día, cuando el resentimiento saliera de su pecho y se recuperase de sus viejas y nuevas heridas, se enfrentaría cara a cara con esa mujer que le dio la vida y le haría esa breve pregunta que había mantenido por años en lo más profundo de sus pensamientos.

"¿Por qué?"

____________________________________________________________

 

En la sala, Yoona se encargaba de hacer lo que mejor hacia: hablar. Era increíble cómo no paraba por ningún motivo, en los escasos veinte últimos minutos había pasado de temas tan triviales como era que el verde estaba a punto de ser el nuevo negro, según ella, algo que Tiffany refutó vehementemente.

-¿Qué haces?

Jeesica la sacó de sus pensamientos abruptamente. Sin lugar a dudas, ella había sido su boya esa noche. Naturalmente, su madre no había parado de hablar con y de Taeyeon durante la cena, apenas y pudo defenderse alzar la voz una vez. Si su querida pequeña amiga no hubiera estado, fácilmente habría enloquecido.

-Pienso.-Fue la única respuesta de la morena.

-¿En qué?

-En… la universidad.-Mintió rápidamente Yuri.

-Wow, eso sí es extraño.-Molestó la castaña jocosa.-No, es imposible.-Reconsideró.

-Graciosa.-Refutó la morena haciendo un mohín de disgusto, pues de vez en cuando ella también podía pensar en temas profundos, aunque ésta no fuese la ocasión.

-Y, ¿en qué pensabas respecto a la universidad?-Cuestionó la menor de los Jung.

-Nada…-Rápidamente se dio cuenta de su error y rectificó. Tenía que decir algo rápido y creíble.-Porque, no sé nada acerca de lo que estudiaré y ya queda nada de tiempo para graduarnos.

-No digas eso.-Algo de lo que decía Yuri no terminaba de convencerla, sin embargo, se cortaría un dedo si en lo que su amigo pensaba no era referente a su "cena familiar".-Aún faltan muchos meses para que el año escolar se acabe, queda tiempo para escoger tu carrera.

-Claro, como tú sabes que estudiarás desde que te graduaste del jardín.-Ironiz.

-No es mi culpa, los niños son mi pasión y educarlos mi sueño.-Confirmó con añoro, dejando que sus ojos achocolatados brillasen por sí solos.

-¿No crees que educar a niños de cuatro y cinco años es algo difícil?, digo hacerlos entender.

Yuri se imaginó a si misma rodeada de niños gritones que no paraban de correr de un lado a otro, llorando, pegándose. Sólo de imaginarlo, un escalofrío recorrió su cuerpo.

-Si puedo hacer que tú entiendas las clases de química o matemáticas. Puedo enseñar a quien sea.-Se jactó orgullosa de sus logros.

-Si…-Contestó por inercia, hasta que cayó en cuenta las palabras de su mejor amiga-¡Oye! Eres mala.-Lloriqueó.-Extraño a mi dulce y tierna Sica-Dijo colocando su mano y acariciando la pálida mejilla de su amiga. Sin pensar si quiera lo que significaban esas palabras acompañadas de esa caricia para ella.

Ese mínimo gesto bastó para que la castaña se empezara a hiperventilar y a subírsele los colores al rostro. Frente a ella, estaban ese par de ojos oscuros, mirándola con dulzura infinita, como si la quisiese como algo más que a una simple mejor amiga.

-¿Te pasa algo?-Preguntó la morena preocupada cambiando de posición su mano, de su mejilla a la frente de su amiga.

-¡Que lindos!-Chilló una estridente voz llamando la atención de los jóvenes-¿Ya le pediste ser tu novia, Yuri?, ¡Que emoción!

Yuri rodó los ojos por la molestia. Únicamente a Yoona se le hubiese ocurrido semejante desatino.

-¡Yoona, cállate!

Pidió la morena del grupo haciéndole ademanes de que bajara la voz. Después de todo, su madre era otra loca obsesionada con que Jessica sería su esposa o algo así. ¿Qué le pasaba a la gente que le rodeaba? Había dicho en todos los tonos que la pequeña era como su hermana y que jamás la vería de ésa manera.

-Entonces, esto en realidad sí era una cena romántica y esperabas el momento perfecto para ponerte a trabajar. Pero debías esperar a que nos fuéramos, pequeña Yuri.-Yoona dedujo sin complicaciones sus supuestas ideas.

-Estás loca.-Fue lo único que dijo la azabache-Para tú información, hablábamos de universidades.-Soltó orgullosa, provocando que la risa de su amiga parara en seco.

-¿Tú?, ¿de universidades?-No pudo contener volver a estallar en carcajadas.-Al menos dime algo más creíble que eso.-Pidió casi sin poder respirar.

-Para tu información sí, hablábamos de nuestras carreras futuras.-La morena sonaba ofendida-Aún no sé qué estudiaré la KAIST-Comentó tomando una pose altiva.

-La KAIST no acepta…

-La KAIST...-hizo un silencio dramático, conociendo de primera mano como su amiga se alargaría con el asunto.-Me ofreció una beca completa si es que juego baloncesto para su equipo.-Se jactó orgullosa.

-¡¿Qué?-Preguntaron ambas mujeres a la vez.

-¡Mientes!-Sentenció Im.

-Ya quisieras, dulzura.-Se burló la morena dirigiendo a la mesilla donde abriendo un cajón sacó un sobre que contenía la noticia.-Lee y llora.

Jessica estaba sorprendida porque no se lo había dicho y regresó a ver a su amiga con reproche.

-Recién la recibí hoy y la guardé porque ni mi mamá sabe.-Se justificó rápidamente ante la mirada resentida de la joven de mirar de color avellana.

Ajena a la pequeña situación que tenían las mejores amigas. Yoona no podía creer lo que decía ese pedazo de papel. Era verdad, efectivamente Yuri estaba siendo invitada a la universidad de sus sueños sin hacer ningún esfuerzo o siquiera habérselo imaginado o querido alguna vez.

-¿Qué les pasa?

Tiffany entró a la sala luego de haberse escusado pidiendo el sanitario y haber aprovechado la ocasión para buscar a su profesora que ya hace algún tiempo había desaparecido.

-¡Fany!-Yoona se acercó corriendo a su amiga gimoteando sonoramente.-A Yuri le ofrecieron una beca completa en la KAIST.

Maldita fuera la suerte de Yuri, una floja sin oficio ni beneficio; mientras que ella tendría que ganársela trabajando con el ser más pedante del universo.

-¿En serio?-Preguntó la castaña incrédula observando a sus amigas.

Takeru asentía presuntuosa, Yoona pretendía llorar en su falda. Sin embargo, Jessica lucía diferente, como si anduviese perdida en el tiempo y en el espacio. ¿Acaso ella también, recién se enteraba?

-Felicitaciones, desobligada.

Hwang felicitó sinceramente a su amiga, aunque tuviera muchas cosas en la cabeza. Pero no podía perder su enfoque. Ya consolaría a Yoona y luego hablaría con Jessica, porque ninguna de las dos quedó muy bien al enterarse de las últimas embargo, eso no contestaba su interrogante principal.

-Por cierto, ¿Dónde está la profesor Kim y tu madre?

Giró a ambos lados pretendiendo buscarlas. Tenía que preguntar por la señora también puesto que seria muy extraño que sólo preguntara por la rubia menor. Si se ponía ansiosa antes de tiempo podía arruinar todos sus planes.

-En la cocina.-Contestó Yuri como si nada.

-¿Qué es todo el alboroto?

Boa inquirió luego de apresurarse desde la cocina, al escuchar tantos chillidos, lógicamente tras ella. Por su parte, Taeyeon que también se había asustado por el alboroto. El mismo que la hacía ver que se trataba de Im, que se encontraba abrazada a la falda de Hwang.

-Nada mamá.-Yuri se apresuró a contestar.-Sabes que Yoona está loca, incluso su madre lo dice.

La morena regresó a ver a las tres adolescentes presentes lanzándoles una mirada de advertencia de no decir nada respecto a su conversación. La cual, las tres entendieron y acataron, incluso la llorosa Yoona.

-Es que, escuchamos muchos ruidos.-La dueña de la casa aún no sonaba muy convencida con la explicación de su hija.

-Son adolescentes mamá, déjalas.

Ahora Taeyeon intervino apoyando a su hermanita. Para ella, no había pasado desapercibida la mirada de precaución que la morena había lanzado a sus amigas y decidió apoyarla.

-Ustedes y sus secretos.-Bufó molesta la rubia refiriéndose al cerrado grupo de amigas-¿Desean servirse un café?

-Mamá, no creo que la cafeína sea buena en el organismo de cuatro niñas.-Aconsejó ella catedrática.

-No somos niñas, profesa Kim.

Una voz aguda y femenina llamó la atención de la rubia maestra, haciéndola girar a su derecha y encontrar a Hwang viéndola desafiantemente; logrando atraparla con ese par de orbes de caramelo en los cuales, cualquier hombre o mujer podría perderse sin problema alguno.Y ella no era la excepción, aunque podía decir con mucho orgullo que a la castaña le faltaba mucho para que pudiese ceder a todos sus caprichos. Un lobo solitario nunca dejaría de ser desconfiado, por muy atractiva que le resultase la presa.

-Son menores de edad y aún están bajo la tutela de sus padres.-Le recordó la mayor de los Kim.

-Eso no tiene nada que ver, ya no tenemos cuerpo de niñas ni pensamos como tales.

Ella tenía que demostrarle que no quería que le vea como una niña. Ella era mujer y una muy antojadiza que obtiene lo que se le daba la gana. Y en esos momentos, lo que quería era a su profesora de matemáticas a su merced.

-No puedes pedir que compare, cariño.-Boa intercedió a favor de su hija mayor.-Ella tiene una hermana menor de diecisiete y para ella, es una niña todavía. Es lógico que vea de esa manera a todos sus amiguitos de la misma edad y más si es su profesora.

Las palabras de Boa eran aterradoramente así, que la dejaron callada y un poco desorientada. ¿Acaso toda la atención que obtenía de la rubia era sólo fraternal?, ¿no podría verla como algo más que la compañera de juegos de la hermana menor? Si era así, el panorama no le resultaba alentador y mostraba un semblante acorde con su actual estado de ánimo.

Yuri, por su lado, no pasó desapercibida la reacción ni las palabras de Tiffany. ¿Por qué tanto interés de su parte?

-¡Dos mío, miren que hora es!-La señora Kwon se asustó mucho al percatarse de cómo el tiempo había pasado soberanamente rápido, faltaban diez minutos para la media noche. Si qué pasaba volando el tiempo.-Jessica querida, ¿Sooyoung te recoge?-Inquirió preocupada.

-No, señora Boa-Negó la menor Jung apagadamente.-Mi hermana está en el partido del amor de su vida y ahí se quedará hasta quién sabe cuándo.

-¿La pequeña Sooyoung ya tiene novia nueva?-Preguntó sin sorprenderse la mujer, que aún recordaba a la revoltosa niña corriendo tras Taeyeon dispuesta a pegarle o algo por el estilo y que desde adolescente se convirtió en una casanova de primera.

-No, su primer amor siempre ha sido el Dongwon FC-Bufó molesta por la manía que su hermana le tenía al balón de fútbol.-Hoy llegaba a Seúl y el partido no acaba hasta entrada la madrugada.

-Entonces, no es que los corra, pero se hará más tarde y más peligroso si no se van ahora.-Concluyó la madre.-Yuri, por favor lleva a Jessica a su casa.

-Está de sobra que lo pidas, mamá.-Sentenció la morena sonriéndole a su amiga, pero se asombró al ver que su sonrisa no fue correspondida.

-Tiffany, cariño, ¿alguien te recoge?-Preguntó preocupada la rubia.

Sabía superficialmente por Yuri que Hwang no era precisamente bien cuidada por sus padres y eso que era una dulzura de niña. Desgraciadamente mucho más no podía hacer por la chica, así que le daba la más calurosa de las bienvenidas cada vez que la pequeña de cabellos ondulados pisaba su casa.

-No hay problema mamá, yo la llevo.-Yuri apoyó a Tiffany mientras entregaba los abrigos de las visitas.

-Pero es muy lejos hija, tardarás…-Ahora Yuri consideraba ir ella mismo a dejar a Tiffany.

-No se preocupe señora, yo le hablo a un taxi.-La joven heredera de Hwang sacó su moderno celular dispuesta a hacer la llamada.

-No, cómo crees que te dejaré ir así linda.-Con lo descubierta que iba la pobre. No eran horas de andar por la calle con una minifalda, menos por estos barrios.-Yo te acompaño.

-No se moleste…

-Claro que no se molestará. Porque yo la llevaré a casa, mamá.

Taeyeon sorprendió a los presentes postulándose como acompañante de la castaña. Incluso la propia Tiffany parpadeó un par de veces antes de convencerse que la joven maestra se ofrecía sin sentirse obligada. Pero lejos de agradarle, se sintió herida en su autosuficiencia. No porque la hubiera defendido de esas brujas en los camerinos de la preparatoria significaba que siempre tendría el papel de la damisela en apuros.

-No es necesario, profesora Kim. De todos modos, agradezco su preocupació-negó de la manera más cortés que pudo.

-Insisto.-Dijo galantemente.-Como profesora, no puedo dejar que una de mis estudiantes vaya por ahí sola o en un taxi cualquiera a estas horas de la noche.

Qué frustración. Tiffany torció los labios, tenía que hacerle olvidar que eran profesora y alumna. O al menos, fuera de la sala de clases, si el pelmazo no enseñaba matemáticas las veinticuatro horas del día.

-Así me quedo más tranquila.-Boa interrumpió su pequeña platica.-Jessica vive a diez minutos y el saber que tú llevarás a Tiffany, Taeyeon.

-¿Por qué nadie quiere llevarme a mí?-Yoona cuestionó indignada luego de recuperarse por la impresión que le había causado la noticia de la beca de Yuri.

-Porque vives en el piso de abajo.-Refunfuñó la morena.-Pero ven con nosotros, te acompañamos al ascensor.-Se burló.

-Tonta-Molestó la joven de sonrisa de largarto a su amiga.-Gracias por todo, señora Kwon, la cena estuvo deliciosa.-Agradeció.

-No es nada y saluda a tu madre Yoona.-Se despidió.

-Muchas gracias, señora Boa-Jessica se acercó a la mamá del amor de su vida y se despidió afectuosamente, como siempre lo hacía.

-Sabes que siempre estoy feliz de recibirte, hija.-La abrazó con fuerza.-Las puertas de mi casa siempre están abiertas para ti.

Jessica sonrió como respuesta y también salió acompañada de Yoona que la molestaba por que Boa la llamó hija.

-Ya vuelvo, mami.-Se despidió la menor.

-Lamento los inconvenientes que pudimos causarle señora y le agradezco mucho.-Tiffany hizo una reverencia, demostrando la educación y elegancia que la caracterizaba.

-No fue ninguna molestia, linda.-Aseguró la mujer.-Llévala sana y salva, Taeyeon-Le encargó a su primera hija.

-Cuenta con ello, mamá. Estuvo delicioso.

Quiso besarle la frente, como lo hacía en los tiempos en que ella comenzaba a ser de la misma estatura que su madre, cuando tenía unos catorce o quince años. Sin embargo, no le hacía sentir que era algo natural, sino algo más para quedar bien ante los demás. De todas maneras, no le hizo el quite cuando la rubia lo abrazó fuertemente. Por desgracia, las heridas no se cerrarían tan pronto como pensaba.

-Ven otro día, Tae-Soltó bajito mientras sostenía el brazo de su primogénita-Aún tenemos mucho de que hablar.

-Otro día mamá.-Prometió sinceramente.-Adiós.

Las cinco caminaron hasta el ascensor, donde despidieron a la alborotada de Yoona que se marchó refunfuñando molesta por todos los acontecimientos que habían ocurrido en la cena. Luego llegaron a la planta baja donde Yuri y Jessica tomaron rumbo a la izquierda a la casa de la última, Taeyeon y Tiffany tomaron la derecha en absoluto silencio.

Las calles estaban vacías, salvo por los bares y cantinas en las que ya se veía gente "indispuesta" dentro y fuera de ellos. Tiffany los miraba asqueada, detestaba el licor. Desde el más corriente hasta el más fino, siempre traía terribles consecuencias. A pesar de que muchos lo miraban como una salida conveniente a sus problemas o interrogantes.

Regresó a mirar de soslayo a la rubia que caminaba con ella, que se veía tan tranquila y relajada. Ni siquiera ponía disimuladamente sus ojos en ella a pesar de estar con una diminuta falda y su coqueta blusa.¿En serio solamente la vería eternamente como una niña más de su clase?

-Ven a divertirte un poco con nosotros, muñeca.

-Pasemos un buen rato, que no te arrepentirás.

-Tengo un amiguito que estoy ansioso por presentarte.

Repulsivo, nunca entendió como es que los hombres podrían ser tan desagradables. Ebrios o sanos, daba igual. Sólo buscaban una cosa con ella: o. Ya fueran esos borrachos o el infeliz de Nichkhun. Y la única que quería que la mirara, le daba por seguir su estúpida vocación de maestra y pensar que todavía era una niñita.

Tan absorta estaba en sus propios pensamientos que apenas sintió como algo calentito caía sobre su delgado cuerpo y como sutilmente su adorada maestra tomaba su codo y la halaba hacía ella. Pasando delicadamente su brazo sobre sus delgados hombros.

-Quédate cerca.

Taeyeon pidió con voz diferente a la normal, se escuchaba molesta. Aunque, a cualquier maestro le molestaría que le faltaran el respeto tan groseramente a sus estudiantes. Sin embargo, bastaba con mantenerla cerca, no era necesario que la abrazase.

-Ya falta poco para que la calle termine, por el momento, quédate cerca.

¿Faltaba poco? Sentir su cercanía, su calor y olor impregnados en su gabardina le hacían desear que el camino fuera eterno.

Ella no podía verla como una estudiante nada más, no debía hacerlo.

Y ella se encargaría que no lo hiciese.

_____________________________________________________________

 

-¡Gol!

Se escuchó el coro de toda una multitud encendida por el espectáculo que les brindaban los once jugadores de cada equipo defendiendo su territorio.

-¡Gol!

Sooyoung casi saltó del susto al escuchar el estridente grito de Sunny. Regresó a verla y tenía las manos alzadas vitoreando el gol del empate de su querido equipo, los Daegu. No era para menos, es decir, ella estuviese saltando de emoción como lo hizo con el primer gol de su equipo. Pero, ¿Sunny? Asustaba y no sabía si más como la rígida inspectora o como la apasionada hincha.

Después de todo, con ese gol del equipo azul, ambos equipos quedaban empatados uno contra uno faltando escasos cinco minutos de juego.

-¿Dónde quedó el "triunfador naranja"?-Sunny se burló casi infantilmente.

-Aún no acaba, ganaremos.-Aseguró fieramente.

-Sí, claro.-Se mofó de la seguridad de la castaña-Primero me verás halagando a Kwon.

-Eso si que me gustaría ver.-Solo imaginarlo le daba risa.-Te tomo la palabra y verás como te las tendrás que tragar.

-Lo que diga.-La rubia no podía escuchar más ridiculeces.

El partido cada vez se tornaba más candente. Tenía a la multitud con los nervios a flor de piel. Entre un tiro de esquina por parte del equipo naranja y un tiro penal a favor de los defensores de Daegu ya tenían a la hinchada al borde de una apoplejía.

-¡Queda un minuto para terminar este magnifico partido señoras y señores; este espectáculo que nos han regalado ambos equipos es invaluable! ¡Al parecer los eternos rivales seguirán manteniendo un empate en sus partidos ganados uno sobre otro!

El comentarista gritaba casi igual de exaltado que el público presente. Sin embargo, la extraña pareja formada por la castaña y la prubia aun mantenían esperanzas de ver al equipo del otro aplastado.

¡Vamos!, esas eran las palabras que tenían en mente con cada pase, cada saque y cada drible que su equipo daba.

-¡Treinta segundos!

-Ya quedó en empate.

Comentó frustrada Sooyoung mientras Sunny se cruzaba de brazos y apenas trataba de formar una sonrisa.

-Sí.

No era el resultado que ella esperaba tampoco, pero cualquier cosa servía con tal de no darle la razón a la desgraciada de Jung. Que por cierto, no la tenía.

-¡Diez segundos!

-Mejor vayamos saliendo.-Propuso la profesora de educación física en tono desanimado, observando como más personas imitaban su idea.-Luego será imposible.

-¡Cinco segundos!

-Vamos…-Contestó Sunny igual de decaída que su colega. El partido fue alucinante para que terminara en un empate.-Nos robaron el partido.

-¡Ja! Eso debería decirlo yo.-Bufó molesta la castaña.

Ambas volvieron a lanzarse sus miradas asesinas conforme empezaban a caminar en dirección a la salida del estadio.

-¡Goooooooooooooooooooooooooool! ¡Por increíble que suene!

Los educadores atropellaron a todos los que estuvieron en su camino con tal de estar nuevamente en frente de la cancha. Con amplias sonrisas en sus rostros, conscientes de que una de esas se borraría al descubrir el resultado.

-¡Faltando escasos tres segundos para concluir el encuentro los Gangwon FC realizan un increíble milagro que llegó de la mano o mejor dicho el pie de la estrella del equipo Kim Yong Jin que le dedica el gol a su esposa, Dahee y a sus gemelos recién nacidos!-Exclamó el locutor luego de que el goleador se quitara la camiseta con el mensaje a su familia.

Y así fue, Sooyoung gritó eufórica y Sunny se quedó callada viendo como los miembros del equipo naranja se abrazaban victoriosos y el árbitro pitaba tres veces su silbato dando por terminado el encuentro.

-¡SI!-Gritó extasiada la joven de piel tostada.

-¡NO!-Chilló la estricta inspectora incrédula al espectáculo que estaba presenciando.

Y sin siquiera poder imaginárselo, sus pies ya no tocaron el suelo y se vio atrapada entre los brazos de su acompañante que no tardó en darle vueltas y apretarla poco a poco contra su cuerpo.

-¡Ganamos!, ¡ganamos!-Gritaba emocionada la castaña conforme giraba a la mujer entre sus brazos-¡Ganamos Sunny!-Se detuvo aprisionándola contra su pecho y haciendo contacto visual con ella.

-De acuerdo pe-pero bájame.

Sunny estaba nerviosa, las mejillas le llegaban a molestar del ardor y en su estómago se estaba llevando a cabo la tercera guerra ó de llamar su atención, pero entre que ella apenas podía modular una palabra y la castaña estaba tan absorta en sus cánticos, empezó a golpear su cuerpo con el afán de llamar su atención y funcionó.

Sooyoung regresó a verla y frunció su ceño un poco mostrándose molesta por la interrupción. ¿Qué esperaba la imbécil? ¿Cómo podría hacer para callar a la profesora de gimnasio sin ser demandada luego por golpearla o quién sabe que más?

-¡Suélteme, Jung!

Ordenó lo suficientemente fuerte para sacar a Sooyoung de su extraño estado en el que se encontraba. Primero la miraba como si fuese a golpearla y ahora sonreía de tal manera que hacía lucir al Wasón cual vil payaso de circo.

La joven entrenadora de gimnasia tomó entre sus dos dedos la delicada quijada y la giró para plantarle un sonoro beso en la mejilla a la amargada rubia. Con eso no podía hacerle nada, además de insultarla y eso era lo último que le importaba.

-Ganamos, Soonkyu-Para terminar con su número utilizó su nombre de pila, que ya de por sí, le molestaba que lo utilizase.

En tanto, la rubia estaba estupefacta. Nunca, en sus veintiséis años de vida había tenido contacto físico con una persona que no fuera de su familia y ahora, lo tenía de quien menos se lo hubiese imaginado. Quien por cierto aún no le hacía caso en bajarla y seguía gritando eufórica las barras del Gangwon luego de haber tomado un atrevimiento como tal.

Su respiración se tornó agitada sus mejillas hicieron rojas, le temblaba la mandíbula y sentía un extraño hormigueo recorriéndole por todo su cuerpo. Sin mencionar que su corazón latía trescientas cincuenta veces más de lo normal.

-Que buen partido.

La joven fanática de los Gangwon suspiró complacida. No sólo había podido vitorear el triunfo de su equipo sino que también Sunny, se había callado. La regresó a ver entre sus brazos, lucía desconcertada y incluso… inocente. ¿Acaso nadie ha besado su mejilla antes? Si fuera así, tendría material para torturarla en los próximos cincuenta años.

-Bien, vámonos.-La soltó, lo suficientemente suave como para que no se cayese pero lo suficientemente brusco para desestabilizarla. Parecía aún no salir de su trance, qué diablos.-Me muero por verte elogiar a Kwon Yuri.

Esas palabras bastaron para traer a Sunny de vuelta a la realidad.

-¡Eso jamás!, ¡es usted una atrevida, una depravada abusiva!-Chilló con todas sus fuerzas mientras veía que la castaña se marchaba y ella atrás de si reprendiéndola-¡Aprovechada! ¡Neandertal!-Porque eso era, un simple y vulgar neandertal.

El rubor se le fue instantáneamente y sus cejas volvieron a unirse en señal de enfado. Ésa era la inspectora Lee que ella conocía. La imagen de ella que había visto hacía unos momentos, pudo llegar a parecerse casi a una mujer.

-¡Estúpida!-Gritó lo suficientemente alto para que la escuchase medio estadio.

Casi…

La joven mujer no podía parar de insultar lo menos vulgarmente posible a su colega laboral. Tan bruta y escasa de decoro y materia gris. Detestaba que se hubiera aprovechado de su situación para humillarla, porque la sonrisa antes de besar su mejilla fuertemente fue malévola.

¡Quería matarla!, No, quería hacer algo peor. Quería castigarla como si fuese uno de sus estudiantes.

Y a pesar de que esos ersos pensamientos recorren su cabeza, su corazón aún no podía dejar de latir alocadamente.

¡¿Qué le estaba pasando?

Esta extraña sensación que tenía al estar con Jung le estaba siendo imposible de controlar.

__________________________________________________________

 

El viento enfriaba sin tenerle consideración a nadie, las hojas de los árboles en las aceras de las calles crujían sonoramente y la luna, cual vil villana alumbraba las oscuras lugar a dudas, un ambiente perfecto para un par de enamorados. Aún así, podía tornarse melancólico si con quien ibas era tu amor imposible, quien para más rematar, era además tu mejor cual por cierto, le había ocultado el hecho que estaba considerando mudarse a Daejoon para estudiar en la universidad más prestigiosa del país y dejarla.

-¿Tienes frío?

Yuri llamó su atención al notarla perdida en sus cavilaciones. No estaba acostumbrada al mutismo mucho tiempo, le desesperaba. Tal vez porque hubo cientos de silencios incómodos entre sus padres en su infancia y Taeyeon la distraía de ellos hablando. Luego que Taeyeon la hubiese abandonado, Jessica tomó esa batuta y aunque a veces ambas necesitaban silencio, les bastaba únicamente con la compañía de la otra. El triste semblante de Jessica le intrigaba.

-No.

La castaña contestó automáticamente. Apenas y recordó que era una pregunta de sí o no.

-No mientas.-Yuri la atajó y se quitó la chaqueta del equipo de baloncesto.-Estás tiritando.-Y se la colocó sobre sus delgados hombros.

La muchacha ni siquiera se había dado cuenta de eso, tan absorta estaba en sus divagaciones, que en esos momentos le daba igual si un diluvio o una nevada le caía encima. Ni siquiera se hubiese dado por enterada.

-Gracias.-Susurró apenas.

-¡Te queda grande!-Se burló la morena.-Estás muy flaquita Jessica-Lo dijo sin un ápice de malicia.

Entonces, ¿era por eso no la quería?, ¿por ser delgada? Ya había escuchado eso de que a los hombres les gusta tener de donde agarrar pero… ¿por eso se iba? Ésos eran sus mudos pensamientos.

-¿Te pasa algo?, ¿te sientes bien?

Ahora la capitána del equipo de baloncesto sonaba preocupada. Después de todo, su amiga apenas estaba saliendo de sus usuales y fuertes gripes.

-Estoy bien, Yuri-Mintió la aludida para no preocupar a su amiga que aun le miraba con preocupación.-En serio.

-Más te vale.-Amenazó ella.-Este viernes tenemos el primer partido de la temporada y está prohibido que faltes.-Sentenció.

-Vale…-Contestó quedamente. ¿Qué había dicho?

-¿Segura que estás bien Sica?-Preguntó por última vez la muchacha.

-Sí, ahora vete que se hará más tarde.-Le apremió rápidamente.

-Vale, duerme bien. Sueña conmigo.-Bromeó igual que siempre, marchándose despreocupadamente.

Jessica se quedó observando lo más que pudo hasta que la morena dobló a la esquina con dirección a su casa. Una vez que se aseguró que no la vería, dio permiso a sus lágrimas que cayeran sin contenerse. Por eso no quiso hablar con ella en esos momentos, porque era seguro que lloraría únicamente ante la idea de que la joven se fuera lejos de ella.

¿Yuri sería capaz de irse así nada más? ¿Ella nunca dejaría ser la amiga atenta que siempre escucharía todas sus tonterías?

Claro, a su madre le podrían dar el traslado a Daejoon cuando tenía novia, los revolcones no contaban y no faltaría chica en la KAIST que quisiese compartir sábanas con ella. Y ella… y ella sería sólo la mejor amiga que se quedaría a estudiar en una universidad estatal que quedaba a un par de cuadras una carrera relacionada a la educación.

Era evidente que una oportunidad así ningún ser humano cuerdo rechazaría y que ella, como amiga, debería estar saltando de alegría por ella. Tendría que hablar con la morena, saber que tan serios son sus deseos de ir a la KAIST y si de verdad deseaba eso, aprendería a felicitarla sin que se le quebrara la voz.

-Eso no es necesario, siempre sueño contigo.-Susurró al viento esbozando una sonrisa.

También debía aprender a sonreír sin derramar lágrimas de dolor.

_____________________________________________________________

 

La claridad de la noche ayudaba a apreciar el fulgor de la iluminada y exclusiva ciudadela que ya se vislumbraba a lo lejos en su camino. No más de quince minutos caminando, atravesando el lago y ya estaría identificándose con el portero para que le permitiesen ingresar al privado condominio.

Tiffany suspiró desanimada hace ya un rato habían salido de la zona peligrosa y como si quemase, su adorado tormento la alejó de sí. Había asumido que únicamente por el frío le había permitido conservar su cazadora, la cual por cierto, era muy cómoda y calentita, además de tener impregnado su exquisito olor.

-¿Por qué no llamas a tus padres y les dices que estás por llegar?

Taeyeon preguntó a la aparentemente desanimada joven. Ya que, a pesar de ser más de la una de la madrugada, no la había visto comunicarles a sus padres que llegaría tarde o que no se preocupasen porque ella la llevaría. Así como tampoco había escuchado que su celular sonase y fuesen ellos los preocupados.

-Papá está en un viaje de negocios, o quiero creer que es así. Y si interrumpo las horas de sueño de belleza de mi madre, me regañará.-Contestó Tiffany como si fuese lo más normal del mundo.

-Yo también te regañaría si llegases a esta hora sin avisar tu retraso.-Explicó a la joven.

-Quisiera que me regañara por eso.-Comentó la castaña sin darse cuenta, deteniéndose frente al lago, observando como extrañamente había una sola y pequeña luciérnaga desafiando las leyes de la física posándose sobre el agua.-Al menos así sabría que le preocupa que algo me pase.

Taeyeon estudiaba a su joven alumna. El tono de su voz, cargado con amargura y reproche, el apagado semblante en su rostro que se ensombrecía con cada palabra que decía, el distanciamiento de los progenitores. Eso ya lo había visto antes.

Sólo que aquella vez fue su reflejo en el espejo.

-Estoy segura que están sumamente preocupados por ti, como te lo dije antes. Eres una joven hermosa y si fueras mi hija te iría a dejar y recoger donde estuvieses y eso te disgustaría.-Trató de sonar jovial esperando hacerla reír pero lo único que obtuvo fue una amarga sonrisa.-Pero tu padre no está y estoy segura que por eso no lo hace.

Una ácida carcajada se escuchó y una altiva e incrédula Tiffany regresó a ver a su profesora con ¿burla? Sin contar que ya estaba harta de los aires paternalistas de su profesora.

-¿Por qué piensa eso?-Le daba risa y hasta pena la ingenuidad de la rubia.

Taeyeon la regresó a ver con ternura. Después de todo era una niña que quería un poco más de atención de sus padres. Seguro y ellos estaban atravesando por una separación.

-Porque sí.-Comentó la rubia teniendo una idea de cómo hablar con la joven.-Sabes, cuando mis padres me dijeron que se iban a divorciar, tenía quince años.-Rememoró la rubia-Yuri apenas tenía seis y entendía aún menos la situación que yo.-Observó como la castaña se mantenía muda y prosiguió.-Recuerdo que luego de que me lo dijeron, no le preste mucha atención puesto que peleaban mucho y luego se reconciliaban. Pensé que esa vez volvería a ser lo mismo de siempre Deseaba que fuera así.

La joven Hwang observaba como Taeyeon se sentaba en el césped y la imitaba observando aquel pequeño insecto que brillaba en el lago.

-Sabes, es raro.-Retiró su mirada del bicho para ver a la joven que la miraba interrogante.

-¿Qué cosa?-Tiffany no entendía dónde cabía eso en su conversación.

-Que una luciérnaga hembra esté sola.-Confesó con simpleza, notando consternación en el mirar acaramelado.-Está comprobado que por cada cien luciérnagas, solamente una es hembra y ésta no puede volar a diferencia de los machos los cuales usualmente están rodeándola queriendo cortejarla.

-Pues es inteligente, ¿para qué estar con alguien que sólo te usa a su conveniencia y luego te despacha como si fueses cualquier cosa?

El comentario extrañó a la rubia, ¿a qué se refería?

-¿Lo dices por algo en especial?-Preguntó casualmente, sin embargo la joven simplemente viró la cabeza para que no notara su molestia. La profesora entendió y decidió seguir con el tema anterior.-Bueno, la verdad, no vuelan porque no tienen alas para aprender cómo hacerlo.

Tiffany se perdió observando al afortunado bicho, porque lo era. Después de todo, elegir entre todo un enjambre a uno solo que la tomará, la ilusionará con cariño, la usará y luego la botará. Tal y como lo hicieron sus padres y Nichkhun con ella. Sí, la afortunada animaleja debería estar agradecida de estar sola.

-¿Fue así?-Hwang recordó el principal asunto de su conversación.

-¿Qué cosa?-Ahora ella se había perdido de la plática admirando al brillante insecto.

-Lo del divorcio.-Contestó ella con simpleza.

-Pero no lo fue. De un día para otro mi padre empezaba a trabajar hasta tarde y mi madre ya no se quedaba esperándolo despierta como siempre, ya no olía sus camisas antes de lavarlas simplemente las echaba en la lavadora, ya no peleaban, ni siquiera se hablaban. Ni entre ellos ni con nosotros.-Recordó con amargura.

-¿Qué pasó después?

La rubia regresó a ver a la castaña y por algún extraño motivo le pareció que había bajado las defensas, no completamente pero si un poco.

-Dos días antes de mi cumpleaños número dieciséis los tramites fueron finalizados, oficialmente estaban divorciados. Mi padre se iría de casa con uno de nosotros bajo las imposiciones del juez. Mi madre dijo que Yuri era muy pequeña, que aún dependía de ella. Eso me dejaba a mí como la hija que se iría con papá. No importaba si lo quería o no, o si yo aún necesitaba a mi madre también. La decisión estaba hecha.

No pudo evitar entristecerse luego de recordar tan tristes momentos de su adolescencia. En los que también llegó a pensar que nadie se preocupaba por ella y que ella no necesitaba de nadie.

-En ese entonces mi papá trabajaba más horas de las normales y cuando llegaba a casa era a dormir, incluso muchas veces estaba ebrio.-Recordó apesadumbrada.-Nunca me alzó la mano, pero parecíamos dos compañeros de cuarto que no se interesan entre sí en lugar de padre e hija. Mi madre llamaba eventualmente pero hablaba cinco minutos con ella y media hora con Yuri, ella estaba bien y eso me alegraba.

-Al menos, tú tenías a Yuri.

Intervino Tiffany tomando por sorpresa a la rubia que no esperaba dicha interrupción. Taeyeon fijó su mirar en el delgado cuerpo sentado junto al suyo. Sus finos brazos se abrazaban más a sus rodillas al igual como la mitad de su rostro se escondía entre ellas.

-Yo soy la hija única del "Perfecto matrimonio Hwang". Muchas veces he pensado que lo mejor sería que se divorcien, pero para ellos la imagen es todo. Delante de invitados, socios o accionistas son el matrimonio más amoroso y preocupados por su hija que nunca conociste. Alardean de mis logros en natación, pero si les preguntasen cuándo y a qué hora practico, no sabrían que decir. Porque no les interesa.-Explicó.-Mi padre siempre está tratando de hacer más dinero para que nadie sospeche la infinidad de aventuras que tiene.

-¿Y tú madre?-La curiosidad la venció.

-A ella no le importa nadie más que ella misma y su posición.-Confesó con amargura.-No le afecta las cientos de amantes que ha tenido mi padre siempre y cuando sus "amigas" le sigan diciendo lo afortunada que es por tener un esposo así. Y apuesto que tiene una aventura con su entrenador personal, porque últimamente le ha dado por "ir al gimnasio" a cualquier hora del día.

-¿Siempre ha sido así?-Preguntó la profesora sorprendida de todo lo que escuchaba, no podía ser verdad.

-No, eso es lo peor.-Para ese entonces la castaña luchaba para que sus lágrimas no cayesen por sus mejillas.-Aún conservo recuerdos de cuando era una niña pequeña y vivía en un módico departamento en la ciudad, mis padres se amaban y me amaban a mí; pero, después de que llegó el ansiado éxito financiero,nuestra familia se fue al piso. Los engaños de mi padre acabaron con el amor de mi madre y poco a poco ambos se olvidaron de mi existencia.

Su vida no siempre había sido así y tal vez eso era lo que más le irritaba. Saber que sin su dinero o posición social hubiese podido conservar a sus amorosos padres. Al principio todo había sido lindo. Tenía la colección de muñecas más grande de entre todas sus amigas pero, a cambio de qué. Si tuviera que devolver todo lo que tiene por volver el tiempo atrás y compartir con sus padres más tiempo, no dudaría en hacerlo.

Taeyeo no podía creer lo que escuchaba. Ella era una niña de no más de diecisiete años totalmente abandonada. Era normal que se comportara de esa manera: orgullosa, altiva y hasta un poco frívola. Sin embargo, ahora estaba junto a ella, parecía un tierno borreguito asustado. Eso iba más allá de lo que se imaginaba y, por un momento, incluso agradeció que sus padres se divorciasen y no siguieran con una pantomima por matrimonio.

-Eres muy fuerte, Hwamg-Musitó Taeyeon observándola con fascinación.

Por fin había encontrado algo en lo que difería de la difunta Miyoung. Tiffany Hwang era por mucho una de las personas más fuertes que había conocido. De nuevo, le recordaba a sí misma.

-¿Y qué pasó después?

La cabeza de Tiffany descansaba sobre sus rodillas y la giró para ver a Taeyeon. En esos momentos había olvidado su objetivo con ella. Ya no la veía como un capricho que desea conseguir,sino como la única persona con quien había podido abrir esa parte de su vida. La misma que aunque para todos era una vida de princesa, para ella era la única persona que a pesar de saberlo no la miraba con lástima. Sino, más bien con admiración.

-¿Después de qué?

Preguntó la rubia intrigada, se había sumido tanto en sus pensamientos que ya había olvidado por donde se había quedado en su relato, el cual, pensó ayudaría a Hwang a ver de otra manera las cosas. Sin saber lo diferentes que eran los casos.

-De que empezaras a perder contacto con tu madre y Yuri.

-Ah, creí que ya no le importaba a nadie.-Continuó sin reservas.-Tanto así, que al ser mayor de edad, decidí que me iría sin consultárselo a mis padres.-Esbozó una sonrisa.-Hablé con mis abuelos, ellos sabían como me sentía y me brindaron todo su arreglé para ir a estudiar en París sin decirle a nadie. Tan resentida estaba con mis padres que, una vez estando en el aeropuerto, le dejé un mensaje en la contestadora de mi padre y hablé con mi madre diciéndole que me iba. Ella no dijo nada y Yuri no paraba de llorar luego de escucharlo por el altavoz. Colgué y me fui convencida que todos aquellos que decían quererme mentían. Hasta que la conocí…

-¿A quien?

-A ella, a Miyoung…

Miyoung. Ese dichoo nombre lo había escuchado antes. Claro, el primer día de clases, cuando tropezó con ella, la llamó así.

-¿Quién es Miyoung?-Preguntó inocentemente.

La joven castaña pudo apreciar como los ojos de Taeyeon se apagaban. Ni siquiera la veían a ella, su semblante se ensombrecía y se ponía de pie desviando la mirada hacia el oscuro cielo estrellado. Aparentemente, la confianza de la profesora Kim no era para tanto.

-Ya es tarde, deberías irte a descansar, Hwang.

Ella sabía lo que hacía, estaba formando una barrera entre su alumna y ella la cual debía mantenerse así. De lo contrario, esto se le podía ir de las manos y se suponía que ella era la adulta que tenía que controlar la situación. No se imaginaba a Hwang chantajeándola por mejores calificaciones con tal de no revelar su vida personal, pero de todas maneras no podía hacer que avanzara esto, más aún cuando ella se parecía físicamente a su fallecida esposa.

Mientras tanto, Tiffany pilló rápidamente la indirecta y sintió unas terribles ganas de llorar. Pero no lo haría, ya que estaba acostumbrada a que las personas pretendieran estar a su lado para luego ignorarla. Ella le había hablado de la mierda de familia que tenía, le había confiado su vida en un momento inconsciente y ahora la ¿alejaba? Por supuesto que ella también le había hablado de un momento difícil. Pero para Taeyeon eso ya se había acabado, ella aún vivía ese infierno.

A pesar de eso, ella era Tiffany Hwang y nunca le mostraría su decepción. Se levantó digna, cual princesa y se quitó la cazadora de la rubia aventándosela al pecho.

-Gracias y lamento las molestias que pude haberle causado.-Dijo con voz áspera y ruda.-También lamento haberle aburrido con mi vida, puede olvidar todo lo que le dije hace un momento.-Le colocó la cereza al pastel al lanzarle la sonrisa más hipócrita de su joven vida.

Giró sobre sus talones y dispuso la marcha. Ella también formaba su propia barrera de protección, aunque una tímida lágrima ya rodase por su mejilla. La cual con disimulo secó rápidamente.

-Espera…

Sin previo aviso, Taeyeon tomó el delgado brazo de su estudiante y la atrajo a su cuerpo. No como la vez anterior que sólo la mantuvo cerca. Esta vez la estrechó con fuerza entre sus brazos hundiendo su cabeza en el cuello de la castaña. No podía dejarla irse, no así, sabía que había hecho mal al ser tan brusca repentinamente sobre todo cuando ella era una fina y delicada rosa que había guardado sus espinas para abrirse ante ella y contarle sus pesares. Mientras ella como el débil humano que era había sucumbido ante la tristeza únicamente con la mención de su difunta, se había prometido protegerla, no herirla.

Sin embargo, le era demasiado difícil relacionarse con ella. Tiffany era excepcionalmente especial y sentir afinidad con ella era espontáneo. Pero era una treintóna con una atractiva anatomía de un joven de veinte y sabía que confundirse o confundirla a ella podría pasar en cualquier instante. Estaba temiendo que la relación de profesora-estudiante se estaba desvaneciendo y estaba dando paso a otra a la cual no podía darle ni nombre ni explicación.

¿Qué iba a ser? ¿Cómo hacer para protegerla sin involucrarse más de la cuenta?

-Eres una buena chica Hwang…

Lo susurró cerca de su oído, sólo para ella. Tiffany no aguantó más y dejó que dos lágrimas cayeran por sus mejillas mojando la ropa de su profesora a la par que sus trémulos brazos se aferraban con fuerza a su espalda.

En ese momento, la niña mimada pudo dar paso a que emergiera a una mujer que había luchado ante la soledad y que finalmente había encontrado un sostén en el cual apoyarse. No era momento para reconocerlo, pero un nuevo sentimiento estaba naciendo que iba más allá que el capricho, una calidez que brotaba de lo más profundo de su ser y que era la sensación más grandiosa que había sentido en los diecisiete años de su existencia.

Era extraño, pero ella no quería dejarla ir ni ella quería irse, se quedaron por varios minutos, mientras en el reflejo del río se observaba como una vacilante y trémula luciérnaga volaba para hacerle compañía a la otra que yacía solitaria, que luego de juntarse vacilantes, macho y hembra se fueron juntos por el lago.

Así, dos luciérnagas estaban matando la soledad. Una excusa barata con el que por mientras, estaban ocultando esos sentimientos que en este instante, no les interesaba poner un nombre.

Sólo querían permanecer abrazados, unos minutos más…

 

¿Continuará…?

Bueno tenia pensado actualizar antes pero ya ven, cosas de la vida :P, espero la historia les este gustando, se que a todas les gustaria que ya la acción se empiece a ver pero hay que recordar que lo bueno siempre se hace esperar.

PD. Este fic no me pertece, la autora original es Alejandra-Sakura Tachikawa

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Itaenylove
#1
Chapter 4: Actualiza plsssss
Realmente es muy buena esta fic ✨
Skyth06
#2
Sigo esperando está historia ^^
Skyth06
#3
Actualizaaaa
mylifeisabeauty #4
Chapter 4: Creo que ya llevas un buen tiempo sin actualizar, pero porfavor actualiza!!! Esta historia esta hermosa hasta ahora... Porfavor actualiza enserio!
2597611 #5
Chapter 4: Que interesante ¡me gusta! Actualiza pronto please !!
LectoraLemon #6
Actualiza porfass
lisbethmd #7
actualiza por favor la historia me encanta
TUCKY93 #8
Chapter 4: *u* sigue xfis!!!! Me encanta :)
_MAX_KWON_JUNG_
#9
Chapter 4: wowwwwwwwwwwwwwwwwwww es realmente espectacular esta historia sharon no debes ser tan mala gente esta buenisima