Lo próximo que recordaba Chanyeol era muy confuso. Estaba mareado y desorientado a causa del golpe que lo había tirado al suelo, pero cuando pudo centrar su vista y sus oídos, se dio cuenta de que una gran pelea estaba llevándose a cabo frente a él. Sabía que sus amigos estaban usando sus habilidades; escuchaba gritos y maldiciones pero le costaba centrarse en la acción.

-¡Chanyeol! ¿Estás bien? – Alguien le preguntó. Asintió a pesar de estar mintiendo e intentó incorporarse como pudo. Unas manos lo tomaron de los brazos y lo ayudaron a ponerse de pie. - ¡Está aquí! ¡El asesino!

Chanyeol recibió la información como una descarga eléctrica. Llevándose una mano al foco adolorido en su cabeza, centró toda su energía en evitar que el mundo continuara girando alrededor suyo. Se dio cuenta de que Sehun era quien estaba a su lado, aun sosteniéndolo por si volvía a caerse. Frente a él un tumulto de cuerpos, chispas y colores se desenvolvía.

Una figura alta y vestida de negro se encontraba en el centro, rodeado del resto de los chicos. Todos hacían su mejor esfuerzo al utilizar sus habilidades especiales pero parecían no surtir efecto, simplemente rebotaban en la figura o lo atravesaban.

A la vista aparentaba ser un muchacho rudo con una tonta sonrisa pegada en el rostro. Tenía los ojos clavados en Chanyeol, haciendo caso omiso al esfuerzo de los amigos en intentar detenerlo. Comenzó a avanzar de a poco, haciendo que Sehun incrementara la fuerza que aplicaba en los brazos de Chanyeol.

-Esperen… - El visor de Chanyeol empezó a analizar al enemigo, ahora que estaba cada vez más cerca. – Él no es el culpable.

-¡¿Qué?! – Los chicos giraron sorprendidos y casi olvidaron que la figura seguía siendo peligrosa, deteniendo cualquier tipo de ataque.

Chanyeol ya se sentía mejor; la cabeza seguía doliéndole pero había recuperado la fuerza en las piernas y el sentido de lo que lo rodeaba. Se deshizo del agarre de Sehun, avanzando para encontrarse con el hombre que quería herirlo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, estiró el brazo derecho y atravesó la figura enemiga con la mano donde tenía colocado el guante que amplificaba las habilidades del visor. El chico rudo se detuvo sorprendido de no poder moverse; la sonrisa se le borró del rostro y observó detenidamente a Chanyeol con expresión asesina. Éste clavó la mano incluso más adentro de su abdomen, haciendo que de pronto la figura estallara en miles de píxeles y desapareciera.

El resto de los observadores se quedaron paralizados de la sorpresa mirando los pequeños destellos desaparecer en el aire. Luego de unos segundos, Junmyeon habló.

-¿Qué fue eso?

-Él no era el asesino. – Respondió Chanyeol. – Sino una inteligencia artificial, seguramente creada por el culpable, enviada para hacer su trabajo sucio. – Tras haber dicho esto se agachó y escondió la cabeza en los brazos, deseoso de poder descansar de la ansiedad que lo había consumido.

-Entonces… ¿es posible que los otros personajes hackeados con los que nos encontramos antes tampoco fueran personas reales? – Preguntó Jongdae.

-Lo más probable es que así fuera. – Contestó Minseok, comprendiendo la situación.

Los amigos deambularon unos segundos despejando la mente y asimilando la información. Se enfrentaban a alguien muy habilidoso y peligroso, casi por fuera de su nivel. Comenzaban a pensar que tal vez no había sido buena idea intentar detenerlo, pero ya se habían visto involucrados por Yixing y no iban a detenerse ahora.

De pronto comenzaron a oír aplausos acompañados de una pequeña risita. Se giraron buscando la fuente de los sonidos hasta que dieron con un personaje vestido con un sobretodo largo de color negro, grandes gafas que ocultaban por completo sus ojos y cabello gris. Emanaba un aura peligrosa, de desafío y poder como nunca habían sentido. El solo hecho de estar frente a él hacía que cualquiera quisiera regresar por donde había venido y desaparecer.

Chanyeol se puso de pie despacio; su visor mostraba datos indescifrables y extraños, como si hubiera entrado en corto circuito y no pudiera analizar lo que veía. Los amigos se apiñaron de a poco a su alrededor.

-Muy bien; no esperaba menos de ti, Chanyeol-ah.

El personaje habló con firmeza aun sonriendo. Junmyeon se colocó un paso por delante de su grupo instintivamente.

-¿Quién eres? – Preguntó del mismo modo, enderezando la postura y sin dejarse amedrentar. - ¿Qué quieres de nosotros?

-¿De ustedes? Nada. Solo observaba. – La figura posicionó su vista en Chanyeol. – Me interesa el premio que ha ganado Chanyeol, pero estoy seguro de que tendré otra oportunidad para tomarlo.

Dicho esto se giró y comenzó a alejarse con las manos en los bolsillos del sobretodo.

-¡Hey! – Gritó Junmyeon, pero Chanyeol le colocó una mano en el brazo para detenerlo.

-Es él. – Dijo. Los demás lo miraron al mismo tiempo que un escalofrío grupal los recorría. – Él es el asesino.

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Los amigos no podían negar que en cuanto el personaje del sobretodo había desaparecido, el aire en el ambiente se había vuelto mucho mejor. El sentido de peligro había desaparecido, haciendo que los músculos se relajaran y los corazones latieran a ritmo normal.

-¿Estás seguro? ¿Él es quien ha estado matando a personas inocentes y quien ha atacado a Yixing? – Preguntó Junmyeon señalando el camino por el que el personaje había desaparecido. Chanyeol asintió con la cabeza.

Los chicos comenzaron a hablar entre sí, pero había algo que Chanyeol no podía quitarse de la cabeza.

-La manera en la que dijo mi nombre…

-¿Qué hay de eso? – Preguntó Jongdae.

-No lo sé, es extraño. – Chanyeol frunció el ceño, intentando recordar dónde lo había escuchado. No era la única persona que lo había llamado “Chanyeol-ah”, pero la forma de hacerlo y el tono le sonaba demasiado como para ser casualidad.

De pronto lo comprendió. Abriendo los ojos como platos y sin poder mantener los labios cerrados, se llevó ambas manos a la cabeza bajando la vista mientras intentaba no perder la compostura.

-¿Chanyeol? ¿Qué sucede? – Preguntó Minseok colocándole una mano en la espalda. El aludido no contestó, lo que hizo que los chicos se miraran entre sí sin comprender la situación.

“Chanyeol-ah”

La distintiva voz no dejaba de repetirse en su mente, como burlándose de él. Esa voz con una leve tonada de provenir de otra ciudad, llena de inocencia y amabilidad.

“¡Chanyeol-ah! ¡Ten cuidado!”

Chanyeol iba a volverse loco. No comprendía cómo podía haber sido tan tonto; engañado durante tanto tiempo por alguien a quien consideraba un amigo, un confidente. No podía ser cierto, no quería creerlo. Cerró los ojos mientras se sostenía la cabeza con las manos.

-¡Chanyeol! – Junmyeon lo sacó de su ensoñación tomándolo de los hombros y obligándolo a que lo mirara a los ojos. Pasaron unos segundos de silencio.

-Conozco la identidad del asesino. – Dijo. – No puedo creerlo, pero es un amigo mío.

Junmyeon frunció el ceño sin comprender la información que Chanyeol le otorgaba.

-Se llama Sunjong. Lee Sunjong.