Una tarde tranquila
Grageas Bertie Bott de todos los saboresEl día era caluroso pero había un suave viento que refrescaba el ambiente. Las dos amigas estaban bajo la sombra de uno de los árboles en los terrenos cercanos al campo de quidditch. Minji apoyaba su cabeza en el regazo de Handong con familiaridad. Sentía los músculos resentidos tras el duro entrenamiento y lo único que le pedía el cuerpo era dormir durante días. Sus párpados comenzaban a pesar pero logró mantenerse despierta. Al fin y al cabo Handong se había tomado la molestia de ir a buscarla tras el entrenamiento para poder pasar un rato juntas.
-¿En qué andas últimamente? Eres muy cara de ver... -Minji levantó la mirada hacia el rostro de su amiga, el viento movía su cabello naranja.
-Mira quien fue a hablar...
-Cierto pero yo tengo excusa. Apenas te veo por la sala común ¿Dónde te metes?
Handong sonrió sabiendo que la habían pillado. Llevaba esperando que aquello ocurriera desde el principio de curso pero no imaginaba que Minji necesitase tanto tiempo para darse cuenta.
-No se si decírtelo... Señorita prefecta -la chica dio un pequeño golpecito a la insignia que Minji llevaba en el pecho. -No quiero ponerte en un compromiso.
Minji se incorporó para ver bien la cara de su amiga. Aquello la había dejado algo confundida.
-¿A qué te refieres?
La expresión pícara de Handong intrigó aún más a la prefecta.
-¿Dong?
-Está bien... Te lo voy a contar pero por favor, no te pongas en modo alumna del año.
Minji fingió indignarse pero dejó hablar a su amiga.
-Puede que haya estado pasando tiempo aquí y allá con alguien.
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