Capítulo 30

La espalda de Ryosuke se va alejando más y más, yo corro y trato de pasar de entre la gente que parece no entender que necesito avanzar, que necesito alcanzarlo. No pierdo de vista su masculina y fuerte espalda, grito su nombre, lo grito una y otra vez pero él no se vuelve, sigue caminando con tal gracia y poder. Ahora estoy llorando, no soportando esa sensación de no alcanzarlo por más rápido que corra. Me detengo de golpe viendo la escena que surge enfrente de mí, me congelo y mi corazón se encoge dolorosamente, cuando los brazos de Ryosuke abrazan el cuerpo de Mei con tanto cariño y cuidado, me estoy destrozando y…

Despierto jadeante, puedo sentir una fina capa de sudor en mi frente cuando llevo mi mano a mi cabeza intentando componerme, mis mejillas están mojadas por las lágrimas.

Me acuesto de lado, llevando mis pies cerca de mi pecho, en posición fetal, abrazando mi cuerpo, tratando de recuperar el aliento y de detener mis lágrimas, como lo hago todas las noches.

¿Cuándo se detendrán?

Ese sueño me atormenta cada noche aun cuando estoy tomando pastillas para poder dormir, pues hace más de un año y medio no he podido dormir tranquilamente, ni una sola noche.

Ninguna.

Él es cruel…

Me dejó únicamente con su recuerdo, para atormentarme de noche e incluso de día.

Para destrozarme lenta y dolorosamente cada día.

Ya estoy cansada de llorar, pero no puedo evitar llorar cada vez que me despierto de aquellas pesadillas.

No.

No son pesadillas, porque esa es la única forma que tengo para poder verlo, aunque sea de lejos, aunque no pueda tocarlo, pero lo veo.

Estoy cansada de esperar… ¿qué estoy esperando? Ni siquiera sé si va a volver… no tiene nada que lo ate a mí, solo esperanza, es lo único que me queda y quiero aferrarme a ella, quiero luchar esta batalla perdida.

Oh no, no llores, Aiko.

Cuando desperté, mi padre me abrazo llorando de alivio y felicidad, según él estuve 8 meses en coma, los doctores trataron de convencer a mi padre para que se diera por vencido… pero no lo hizo.

¿Y yo?

¿Me daré por vencida?

Yo esperaba ver a alguien en especial ahí conmigo esperando por mí cuando yo despertara, él fue el motivo por el que luche, la obscuridad me consumía pero yo me aferraba al anhelo de poder verlo, tocarlo, y ese anhelo se esfumo cuando me di cuenta que él se había ido sin siquiera dejar rastro o despedirse.

Me puse bastante mal, aún lo estoy, trate de buscarlo, encontrar aquel departamento donde quedo sólo recuerdos de nosotros, mi padre no me lo permitió, pero me aseguro que él estaba bien, que retiro los cargos, eso me calmo un poco, pero también me hirió profundamente el saber que no le importe como para haberme siquiera visitado alguna vez o estar ahí y aún más sabiendo que él es libre y que no tiene motivos para esconderse.

Más un de un año y no he sabido nada de él, absolutamente nada, excepto Yuya, me mantengo en contacto con él y de vez en cuando salimos.

Si.

Le he preguntado acerca de Ryosuke pero él siempre evade las preguntas, así que deje de hacerlo… si no quiere responderme es porque Ryosuke no quiere que sepa de él, no quiere que lo busque, y muy probablemente no quiere tener nada que ver conmigo y por mucho que duela, tal vez deba aprender a dejarlo ir, si él quisiera verme… ya lo habría hecho ¿cierto? estoy segura que Yuya ya le ha informado a él que estoy despierta.

Tal vez Ryosuke es feliz ahora, tal vez los sueños de él y Mei son una señal y no mis más profundos miedos, tal vez él ya haya hecho su vida y por eso no quiere que yo interfiera, que yo corrompa su felicidad, después de todo de alguna u otra manera, aunque haya sido un mal entendido, fuimos culpables de su miseria y tristeza.

Ugh.

Ya me duele mi pecho de sollozar y con cada cosa que pienso a detalle para reforzar mi esperanza lloro más y más, tratando de evitar la verdad que no quiero aceptar.

¿Por qué volvería?

Él lo dejo claro, yo sólo fui una vía, un polvo, otra más, pero para mí, él no será una persona que sólo conocí, él es la persona de la que estoy enamorada y con la que anhelo compartir mi todo.

Mi habitación comienza a iluminarse, está amaneciendo, de nuevo, sin darme cuenta que he estado sumida en mis pensamientos sin dormir, de nuevo.

Suspiro dándome por vencida, no podré dormir y si lo logro tal vez pierda mis clases. Entré a la universidad, aunque fui instruida en casa por los mejores tutores de Japón, tome la decisión de asistir a la Universidad.

¿Por qué?

Tal vez para tener mi mente en otra parte y no sólo en él, o probablemente para no sentirme claustrofóbica en mi casa, o quizá para saber relacionarme y tener contacto con el mundo exterior.

Para no destrozarme… para sentir menos esta agonía.

Me levanto de la cama y voy directamente al baño para ducharme, tomando mi tiempo para enfriar mi cabeza, cuando decido que es suficiente tomo la toalla y comienzo a cercarme no sin antes mirar las dos cicatrices en mi espalda.

Tuerzo la boca al verlas, aún continúan de un color rosado, de vez en cuando siento incomodidad ya que la nueva piel es muy sensible, continúo admirando las cicatrices… dejando que mi mente viaje de nuevo a esos dolorosos recuerdos.

La última vez que lo vi y lo perdí.

Ya más fresca y vivaz, dentro de lo que cabe, me dirijo a mi guardarropa y miro qué ponerme, todos mis kimonos han sido remplazadas por ropa “normal”, pero aún los tengo guardados, sonrío para mis adentros, hasta en eso él me hizo cambiar y me “molesta” saber que él tiene mejor gusto que yo.

Demonios.

Todo me recuerda a él.

Me estoy vistiendo cuando mi celular suena anunciando un nuevo mensaje, ruedo mis ojos sabiendo quien es, me siento en la cama y lo leo para saber qué épica respuesta darle.

GranTontoIdiotaGilipollas:

¡Buenos días, hermosa!

Espero que tu día sea excelente, oh pero sabemos que eso pasará hasta que me digas: Si ;)

xoxo

Él no se dará por vencido ¿verdad?

Marco un número rápidamente, no estoy de humor para estas tonterías.

“¿Cuántas veces tengo que pedirte que le digas a ese idiota que me deje en paz?”, siseo y puedo escuchar a mi papá suspirar del otro lado de la línea, se lo que estará a punto de decir.

Hace meses que mi padre ha intentado hacerme ir a citas a ciegas, siempre me he negado y él lo ha entendido, pero con este idiota es diferente, mi padre sigue insistiendo que salga con él, hasta donde sé él es un amigo y colega de mi padre, pero en estos momentos no estoy para iniciar algo serio, vamos ni siquiera para un polvo.

Pero aunque no lo quiera aceptar puedo entender la insistencia de mi padre, él me ha visto en mis momentos más vulnerables y rotos, él sabe el porqué de mi sufrimiento y él quiere que me olvide ya de él y lo supere, que haga mi vida de nuevo, que le dé oportunidad a esos hombres que según él son buenos para mí.

“Díselo tú en persona, Aiko”, me responde frustrado y me río amargamente sabiendo que sólo son trucos para que me encuentre con ese playboy.

“Sabes que eso no pasará, jamás”, digo enojada.

“Hija… tienes que darte la oportunidad, lo hago por tu bien y sé que él es lo que necesitas ahora”, no le respondo.

Él no sabe nada de mí, tal vez él sea lo que necesite ahora pero no lo que quiero.

“Lo demandaré por acoso si no se detiene, hazle saber. Adiós y buen día, padre”, cuelgo y aviento mi celular a la cama.

Suficiente tengo con mis problemas existenciales como para lidiar con él.

Me termino de vestir de mal humor, me peino y me maquillo lo mejor que puedo, el maquillaje es más que nada para ocultar mis ojeras y darle un poco de vida a mi rostro.

Salgo de mi cuarto y me dirijo a la cocina, preparando mi desayuno para distraerme un poco, mi nuevo departamento es grande y excesivo por disposición de mi padre, no me quejo es bonito, sin embargo siento que es muy grande para mí sola… me hace sentir sola.

Desayuno en silencio escuchando música de fondo, cuando termino levanto la mesa y lavo los trastos, mi padre insistió en contratar a alguien para que hiciera estas tareas por mí, pero me negué, necesito todas las posibles actividades para ocupar mi mente, además me se cuidar sola y se hacer lo que es necesario, después de todo fui educada para ser una buena esposa, las tareas de la casa son nada.

Al terminar tomo mi mochila con todos mis utensilios; mis pinturas, pinceles y aceites, abro la puerta de mi depto., no avanzo pues sé que es lo que voy a encontrar en el piso, suspirando me agacho para recoger la ya de costumbre rosa junto con una pequeña tarjeta que recibo todas las mañanas.

Él es muy insistente, ¿acaso no está ocupado con su empresa o lo que sea que haga?

“La belleza de esta flor no es comparada con la belleza que quisiera tener en mis brazos en estos momentos”.

Río suavemente, al parecer él nunca se dará por vencido, y no voy a negarlo admiro su perseverancia y sus detalles, cualquier otra chica ya hubiera quedado rendida a sus pies.

Pero yo no, yo no soy cualquiera y él debe entenderlo, es cuestión de tiempo que se aburra de mí y me deje de una buena vez.

Aspiro el delicioso olor de la rosa, admirándola nostálgicamente, cuanto desearía que todos estos detalles y cortejos fueran de otra persona.

…

Las clases han terminado y yo me dirijo al salón de arte para continuar con mi proyecto personal, debo admitir que no estaba segura en un principio y todo comenzó en una clase, el profesora vio mi trabajo y me incito a continuarlo e incluso realizar más que sólo un dibujo, y dentro de poco tendré mi propia exposición de mis trabajos con la ayudar de mi profesora.

“Él debió haber sido alguien muy especial como para retratarlo tan… detalladamente”, me sobresalto cuando la profesora irrumpe sin aviso el salón. Está mirando las pinturas y los bosquejos con tanta apreciación y admiración.

“Lo es”. Respondo.

“Todos tus trabajos, son tan emotivos, misteriosos y surreales, tengo tanta curiosidad por conocer al muso de tu inspiración”, me guiña el ojo y yo sonrío a medias, ella nota mi humor.

“Lo siento”, dice con compresión, siempre he admirado la gran percepción de mi profesora, aunque no le he dicho nada acerca de Ryosuke al parecer ella ya ha llegado a la conclusión de que él no está más conmigo o que lo siga viendo.

“Puedo sentir y mirar el amor que le profesas, Aiko, eso es algo que no se logra todo el tiempo, el arte está en una situación crítica, cualquier cosa ahora puede considerarse arte, pero esto”, dice señalando mis trabajos ya terminados, “es algo bello, metafísico”.

Sonrío conmovida.

“Gracias”, le digo de corazón.

 Ella asiente y abre la boca para decir algo más pero se detiene, negando con la cabeza, sé que ella quiere preguntar acerca del hombre que retrato en mis pinturas y dibujos, y le agradezco que no lo haya hecho.

Después de admirar mis obras una vez más y esta vez en silencio, minutos después se despide, dejándome trabajar.

El decidir estudiar arte, siempre quise hacerlo, aprendí lo más elemental en casa, lo teórico, nunca en la práctica, mi padre decía que era pérdida de tiempo, pero ahora fue él quien me dio su apoyo incondicional cuando le expresé mis deseos por practicar el arte.

Mi mamá siempre era un ser delicado y hermoso, que siempre lograba ver la esencia y belleza de las cosas, de las personas, yo en su lugar quiero expresar la esencia y belleza de las cosas, y el arte me ofrece eso y más y en este momento es lo que me está manteniendo cuerda y compacta.

Ya está anocheciendo y decido finalizar por hoy, recojo mis cosas, limpio los pinceles y guardo todo en su lugar, cuando estoy saliendo del campus voy hacia el estacionamiento, no hace poco que obtuve mi licencia de conducir y estoy orgullosa de eso.

Cuando estoy por encender el auto mi celular suena anunciando una llamada entrante, sonrío.

“Te espero en el café de siempre”.

¡Feliz Cumpleaños Ryosuke! :3 (un poco a destiempo pero... ;)