07: Un nuevo cambio.

Parte 01: Seúl.

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Tener que irse a vivir a Seúl significó un tremendo cambio no solo para Karina, sino también para Winter quien en el campo ya tenía sus costumbres y rutinas bastante marcadas. Lo peor de todo fue tener que estar lejos de los abuelos, tanto la humana como la Alma convertida en gata los querían mucho. Eran personas bondadosas, trabajadoras y alegres que siempre intentaban darles la mejor vida posible.

En su primera noche en Seúl, los padres de Jimin querían que Winter duerma a la intemperie, quejándose por los pelos, pero Jimin tomó sus almohadas y una manta, alegando que si Winter dormía afuera, entonces ella también.

Winter tenía prohibido entrar a la habitación de la bebé Yuna, quien ya tenía un año. Los padres de Jimin le parecían personas egoístas porque con Yuna eran personas amorosas y se veían como padres ejemplares, pero cuando estaban con la mayor de sus hijas se paralizaban y no sabían cómo actuar con ella.

Quedaban unos días para que las vacaciones terminen y Jimin tenga que ir a su nueva escuela. Winter notaba que cuando se lo comentaba, el miedo se apoderaba de sus palabras. Apenas llevaba unas semanas viviendo ahí, pero ya había notado que las personas eran muy distintas a como eran en el campo. Todo era mucho más rápido y le daba terror que sus compañeros nuevos no la acepten por ser campesina. Winter solo podía subirse a su regazo, darle golpecitos con su cabeza y ronronear para intentar relajarla. Minjeong lamentaba no poder hablar con ella, porque si pudiera, habían muchas cosas que le encantaría poder decirle.

Las dos estaban sentadas en el patio delantero, al haber crecido en medio de la naturaleza, el patio era el lugar en que pasaban la mayoría de su tiempo sin importar el clima o el horario.

—Hola, soy Ning Yizhuo, pero me puedes llamar NingNing. —La niña se paró a unos metros de las dos e hizo una reverencia de noventa grados. —Vivo en la casa que está a dos casas de distancia de aquí. —Explicó y Jimin se quedó viendo a su gata con una expresión divertida porque habían notado que hace días aquella niña pasaba por la calle únicamente para mirarlas y se preguntaban cuándo haría su presentación. —Mamá dijo que te podía invitar a la merienda, no hay más niños de nuestra edad en el vecindario.

—¿Puede venir mi gata?

—Claro, en casa nos encantan los animales.

Y así fue como Jimin conoció a su mejor amiga de toda la vida. Ella y NingNing se volvieron verdaderamente inseparables y vivieron cada etapa juntas.

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Parte 02: Adolescente.

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Winter estaba atrapada bajo una montaña de ropa mientras Jimin seguía sacando y sacando prendas de su armario que seguían aplastándola sin que ella se diera cuenta. La joven de 15 años seguía preguntándose en voz alta dónde estaba su camiseta favorita. Por suerta para ella, NingNing llegó de forma inesperada y se unió a la búsqueda, aunque sin éxito.

Hace unos días, Sunwoo la invitó a salir y aunque Jimin nunca sintió interés por el chico, la idea de que alguien se interese en ella le parecía atractivo suficiente como para ponerse nerviosa y desatar el caos en su habitación para encontrar el outfit perfecto.

—¡Aquí está! —Después de un buen rato, NingNing encontró la camisa blanca que tanto deseaba usar Jimin. La chica no perdió el tiempo y se la puso de inmediato, obteniendo la aprobación de su mejor amiga.

Jimin se había convertido en una chica muy atractiva, tenía un cuerpo envidiable y una personalidad que atraía a muchos, pero de momento no había recibido ninguna invitación formal para nada, excepto ahora.

Se perfumó y revisó la hora en su teléfono para confirmar que todavía tenía minutos de sobra entes de tener que irse.

—¿Dónde está Winter? —preguntó de pronto NingNing, quien acostumbraba a ver a la gatita siempre cerca de Jimin.

Un cansado "meow" de auxilio hizo que ambas se detuvieran de golpe. Con locura comenzaron a tirar la ropa apilada en la cama, creando una pila en el suelo y finalmente la gata negra apareció entre medio de las telas. NingNing la tomó en sus brazos y le dio suaves caricias para relajarla.

—¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que te metas en mi ropa? —Jimin no se dio el tiempo de mirar a la gata y simplemente se arrodilló a recoger su ropa para volver a meterla al armario.

Los últimos meses las cosas habían sido así entre Winter y Jimin. La humana casi no se daba el tiempo de compartir con ella, la escuela se estaba poniendo más exigente y su vida social comenzaba a ser un poco más atareada, apenas se daba el tiempo de sus cuidados básicos y de rascarle las orejas de vez en cuando.

—Oye, la pequeña no tiene culpa de que seas tan desordenada, además casi se ahoga. —Winter estaba agradecida de que al menos una de las amigas no se haya vuelto una adolescente terrible. NingNing todavía tenía esa alegría casi infantil que Jimin había perdido muy pronto para su gusto.

Después del orden exprés, se sentó frente al espejo que tenía en su habitación y se aplicó un suave maquillaje, que ante los ojos de Winter y NingNing no necesitaba.

Minjeong la había visto desvelarse para aprender a maquillarse. Probó absolutamente de todo, desde labios extremadamente rojos hasta un delineado felino, pero la chica entendió que su mejor maquillaje era su belleza y finalmente perfeccionó un maquillaje sutil, pero que acentuaba sus mejores atributos.

—Estoy lista. —Anunció, sin volver a referirse a la felina que seguía recostada sobre Yizhuo.

NingNing dejó a Winter sobre la cama y las dos se fueron. Casi por instinto, Winter caminó detrás de ella, pero para su sorpresa, Jimin le cerró la puerta de la habitación en su nariz.

Maulló suavemente esperando que le abrieran la puerta, pero nada de eso ocurrió. Luego de esperar un par de minutos se paró en la ventana y vio a las dos chicas caminando por la calle en dirección desconocida para ella.

No podía evitar sentirse aburrida. Le gustaba demasiado estar con Jimin, pero los últimos meses estaba muy distinta y para Minjeong era algo difícil de comprender. Todo había sido muy rápido y no supo en qué momento Jimin había cambiado tanto.

Volvió al suelo y comenzó a rascar la puerta con la esperanza de que alguien le abra para poder salir a explorar la casa y quizá comer alguna galleta.

Después de unos minutos alguien la escuchó y Yuna le abrió la puerta. La niña de ocho años la tomó en sus brazos y se la llevó hasta su pieza.

Los primeros años entre Winter y Yuna fueron complicados, no por culpa de la niña, sino por los padres sobre protectores que, por alguna razón, veían a Winter como una amenaza para su hija menor. Pero después de que algunos años pasaran, Yuna quería estar cerca de la linda gatita y sus padres ya no podían encontrar forma de impedirlo.

La niña, después de salvarla de su encierro, la llevó hasta su propia habitación donde tenía una mesa pequeña con un set completo de té.

Winter sabía muy bien lo que se le venía. Yuna abrió un baúl y de ahí sacó una pequeña boina que le puso a la gata. —Hoy vamos a tomar el té en París. —Anunció y Minjeong intentó recordar qué era París, sus clases de geografía de la tierra todavía estaban un poco presentes en su cabeza Italia concluyó en su cabeza.

—¿Algún día te gustaría ir a Francia, pequeña Winter? —Minjeong se golpeó la cabeza mentalmente, debió prestar más atención en clases.

Se sentó sobre la pequeña silla de plástico y esperó a que Yuna prepare todo para el té. A diferencia de los que muchos podrían creer, Winter adoraba esas invitaciones porque Yuna era una niña muy educada y amorosa, pero por sobre todo porque la comida que utilizaba para esos juegos eran una delicia. Para empezar, ocupaba té helado de verdad que tenía un sabor dulce que era mucho de su gusto y unas galletas de chocolate que ni hablar.

Yuna la atendió como si estuviera tomando el té con alguien de la realeza y Winter se comportó como tal, bebiendo su té con cuidado de no desparramar con la lengua y mordiendo las galletas, intentando no soltar mucha miga.

—Y bueno, duquesa Winter ¿Qué novedades tiene para mí?

—Ya que lo mencionas. —Además, Yuna era una excelente oyente. —Tu hermana se está comportando más inmadura que nunca, ahora está obsesionada con un chico que hace una semana ni existía ¿Puedes creerlo? Y luego se enoja conmigo porque dejo pelos en su ropa ¡No me gusta lamerme, sabe raro! Y ella ahora está muy ocupada como para cepillarme. Ya ni siquiera se da el tiempo de conversar conmigo y es aburrido porque todos trabajan y me quedo aquí sola.

—Vaya, hoy estás muy conversadora. —Por supuesto que la humana solo escuchaba los maullidos exagerados de la gata y no entendía nada de su discurso. —Pero yo creo. —Rellenó las tazas de ambas. —Que la solución para todos los problemas siempre es una sola. —Winter estaba intrigada, Yuna se acercó lentamente a ella para susurrar en sus largas